c2interioristas diseñan La Brochetería, un desenfadado bar de cañas y tapas en el casco antiguo de Málaga.
Los 80m² aproximados con los que cuenta el local plantearon un reto para la distribución del mobiliario, ya que los propietarios requerían el mayor número posible de asientos, así que como solución se optó por dividir la zona de mesas en dos, una de mesas altas y otra de mesas bajas.
Para aumentar la capacidad del local se decidió también diseñar el mobiliario a medida. Éste se ha realizado en estructura metálica pintada de color gris corporativo y los sobres de madera de roble, con un acabado patinado en color blanco. De este modo se logró aportar ese toque de exclusividad y originalidad que pedían los propietarios.
En cuanto a los revestimientos, se recuperaron varios muros de ladrillo, ya que resultaban estéticamente muy atractivos y creaban un gran contraste con el acabado artesanal de pintura que se ha aplicado en la entrada.
La barra de micro-cemento blanco describe un recorrido que comienza bajando por la pared opuesta, hasta pintar el suelo, y continúa subiendo por el antepecho para formar la encimera, elevándose nuevamente por un lateral, hasta dar forma al voladizo donde se aloja el foseado iluminado por tiras de led. Los elementos restantes que dan forma a la barra, se han revestido con listones de madera lacados con los colores corporativos del establecimiento en distintos espesores, para crear un juego de sombras, lo cual le otorga un gran carácter a la pieza más emblemática del local.
Micro-hormigón color French Gray, aplicado por Top Ciment, ha sido el revestimiento seleccionado para gran parte de la superficie del local. Este tipo de pavimentos consigue crear un efecto visual continuo, evitando juntas y favoreciendo la limpieza del mismo.
Un elemento original que cobra gran protagonismo en el local es la pizarra donde se exponen los productos de la carta. Utilizando pintura de pizarra de la marca Titan en todo el paramento se dio un toque desenfadado en esa zona y de estilo actual.
El pasillo que conduce a los baños era un espacio apagado y angustioso, por lo que se decidió potenciar la reflexión de la luz por medio de revestimientos blancos en dos acabados, intercalando franjas verticales de porcelánico mate y franjas verticales de porcelánico en alto brillo, creando un ambiente limpio y amplio.
Se incluyó también un gran espejo, ayudando aún más a ampliar el espacio. Para dotar al pasillo del carácter fresco del que hace gala el resto del local, se diseñaron una serie de vinilos en forma de pelucas que ayudan a los clientes a ver cómo les quedaría un nuevo look.
