599 razones vinícolas para visitar la nueva tienda proyectada por Ippolito Fleitz.

Esta nueva tienda cuenta con una superficie de solo 80 m². La tarea consistía en presentar una gama de más de 600 diferentes vinos y licores, artículos de delicatessen y regalos dentro de este espacio compacto.

El vidrio y roble son los materiales dominantes del espacio, elegidos en clara referencia al mundo del vino. El resultado de uso es un ambiente sensual, que apela directamente al comprador epicúreo. El interior refleja una amplia gama de vinos y el conocimiento de la firma. Es un espacio sensual que anima a los transeúntes a entrar.

La primera impresión desde el exterior es una experiencia de vino sin diluir, un efecto parecido al de una biblioteca, gracias a que las tres paredes interiores de la tienda se han cubierto con botellas de suelo a techo.

Una sucesión de espejos en el techo, que recorre todo su perímetro, multiplica aún más este efecto en vertical. De este techo de espejos pende un dosel de botellas de vidrio, una fuerte clave visual. La luz se “rompe” en estas botellas al igual que la luz de las velas se refleja a través del cristal, creando el efecto contrario a la atmósfera de una bodega.

La fachada de la tienda se ha planificado para optimizar el espacio disponible. Así, por ejemplo, se le ha dado forma de embudo y las puertas se abren hacia fuera con vistas a no obstaculizar circulación interior. Este efecto de succión, atrae, además a los posibles compradores. Las puertas, ventanas y pilares están enmarcadas en negro, mientras que el nombre y el logotipo de la tienda de vinos se iluminan en blanco en el dintel, otorgando a la fachada de un ambiente exclusivo.

Las dos paredes más largas han sido completamente recubiertas de estanterías de roble lacado en blanco y cepillado, que siguen la inclinación curva de la pared. Incluyen 501 compartimentos separados y estrictamente organizados para albergar una botella cada uno. Este efecto homogéneo solo se rompe mediante la inserción de algunos cuadrados de un tono verde fresco. La pared del fondo la ocupa otra estantería que posee 98 compartimentos adicionales para los vinos espumosos.

Estos se presentan tras un frente de cristal continuo, situado a contraluz. Esta unidad está flanqueada por dos tableros de tiza que se utilizan para anunciar las ofertas espaciales. Una de las zona oculta los refrigeradores, mientras que otra unidad de la estantería alberga vinos y champagnes de gama alta.

El centro del espacio lo ocupan el mostrador de pago, una mesa elevada para la degustación de vino y una estación de envasado. Entre este zona y el tabique derecho se levantan tres unidades adicionales de exposición. A todos los accesorios se les han dado formas claras; su geometría cúbica enfatiza el contraste entre el material de laminado blanco y el roble blanqueado.

En un rectángulo rebajado del techo se sitúa una bóveda formada por 150 recipientes de vidrio soplado a mano, de cuatro tonalidades diferentes, cuyas dos terceras partes están iluminadas por LED’s. Ellas reflejan la altura del espacio y multiplican la amplia selección y gran variedad de vinos expuestos.