Mas de la Riba: Ferran López usa la tecnología para mimetizar la arquitectura con el paisaje de Girona.
Mas de la Riba es una masía situada en el término de Vilallonga de Ter (Girona) que, tras ser rehabilitada, mantiene gran parte de su fisonomía original y se integra en armonía con el paisaje. La intervención, a cargo del arquitecto Ferran López, destaca por la austeridad de la piedra como gran protagonista y el empleo de tecnologías que permiten la comunión con el entorno.
La actuación se ha centrado en el interior de la vivienda. Tras un estudio previo para ver qué elementos se podían conservar, López decidió respetar la volumetría y las aberturas de la fachada original. La única alteración exterior se ha llevado a cabo en el establo, donde se han abierto nuevos huecos.
Los paramentos exteriores tampoco han sufrido modificaciones con el objetivo de conservar la austeridad con la que se concibió esta masía, ubicada en una pequeña colina.
Respetar los paramentos ha obligado, sin embargo, a intervenirlos en la parte interior. Al estar hechos de piedra seca y barro, creaban problemas de salubridad y eficiencia energética. Para solucionarlo, se ha optado por trasdosados de cartón yeso y aislamiento en las paredes que dan directamente al exterior
La otra actuación destacable ha sido la elección de la carpintería exterior para las ventanas. El objetivo era disimular el perfil de aluminio lo máximo posible para mimetizar la vivienda con el paisaje y mantener el aspecto original. Para ello, López recurrió a ventanas de hoja oculta Unicity, un sistema de la marca Technal, perteneciente a Hydro Building Systems, una empresa especializada en ventanas y fachadas de aluminio.
El sistema Technal cuenta además con un acristalamiento de control solar-reflectante.
La piedra también es la protagonista en el interior de la vivienda. Los gruesos muros aportan sobriedad y la combinación de piedra, hormigón, vidrio y madera permiten que la primera reluzca aún más.
La piedra y la rusticidad de las vigas de madera sirven, además, de contrapunto a los nuevos materiales utilizados. Por otra parte, una estudiada iluminación, mediante focos y ojos de buey, realza los materiales.
La masía se compone de dos plantas. En la primera están la cocina, el salón, el comedor y dos baños con alturas que llegan a los 6,5 metros. La segunda cuenta con dos habitaciones, un baño y varias estancias abuhardilladas que alojan dos grandes salas y el dormitorio principal, con baño incluido.
Fotografías: Eugeni Pons y Ferran López
