Can Fogarada: una reforma «musical» en una casa rural de Mallorca.
En esta primera fase de actuaciones en la planta baja de Can Fogarada, la cocina–comedor actúa como motor vital, punto de arranque del proceso arquitectónico de rehabitar esta vivienda rural.
La cocina–comedor como sala de control se abre al resto de espacios de la casa (recibidor, habitaciones, salón y porche) y establece un plano de uso que simplifica los desniveles originales mediante un suelo técnico uniforme. Dicho suelo técnico actúa con la flexibilidad de una alfombra, extendiéndose libremente entre las salas originales estableciendo nuevos recorridos, como el que une la cocina–comedor con el baño–lavadero a través de un “balcón” al salón.
El hecho de que los futuros habitantes fueran una familia de músicos acabó de definir la pauta del diálogo, cada nuevo material debía expresar sus valores en armonía con el resto. La reforma es un juego de ritmos, de vibraciones donde la sincera materialidad de cada sistema descubre y asume su posición en el conjunto.
Así la calidez original de la edificación transmitida por los muros de marés (piedra arenisca local), las fachadas de piedra y fango y las vigas de pino entran en sinfonía con los armarios de tablero OSB, la cocina en fresno torrado y encimera de silestone negro, con los estantes de tablero multicapa, con el pavimento de hormigón continuo y su canto de bloque de hormigón y con los antepechos de mortero drenante que permiten que la edificación respire a la vez que evitan su deterioro por meteorización.
Como en una Jam Session cada nuevo músico enriquece al conjunto aportando su individualidad y adaptándola al ritmo de aquellos que abrieron la sesión… aunque eso sea solo el principio.
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