Visto en El País: Muebles tricotados.
Fabricación industrial y aspecto artesano para invocar el aire de la manufactura
Cada vez son más los diseñadores que se apuntan a recuperar lo que parece hecho a mano. El problema está en el verbo: parecer es una manera pobre de crecer. Por no hablar de innovar. A la polivalente y omnipresente Patricia Urquiola hay que reconocerle una inagotable capacidad de invención y trabajo que la lleva a multiplicar su despliegue de novedades en tiempos como los que corren. Para la empresa Moroso ha ideado la butaca Biknit, una especie de tumbona con base de madera y metal, tejida, o trenzada, con calcetines. No es esta la primera vez que Urquiola recurre a su biografía, y a los recuerdos de su infancia en Oviedo, para idear un nuevo producto. Si las mangas de los jerséis que tejía su abuela le sirvieron para diseñar alfombras y pufs para la empresa Gandía Blasco, ahora el juego de los calcetines atados en tira infinita consigue un respaldo cómodo y ergo-nómico producido con bajo impacto ambiental. Específicamente en este producto, la arquitecta ha dicho adiós a la tradicional resina de plástico de las carcasas de los asientos. Pero la «revolución verde» de Urquiola es además de parcial, práctica: se suma a la tendencia de producir muebles que pueden utilizarse en interior y exterior.
Lee el artículo completo en El País