Una Dacha del siglo XXI que reinterpreta la cabaña rusa tradicional.
El término ruso dacha alude a una casa de campo, habitualmente perteneciente una familia urbana que la usa para descansar y relajarse en los periodos de vacaciones. La firma ha creado una versión actualizada de estas construcciones, tradicionalmente sencillas cabañas de madera, manteniendo su estructura y características esenciales.
Con 90 m2 de superficie, la casa está ubicada en una bucólica villa de la zona alta del río Volga, en lo que antes era una pradera cubierta de maleza. Desde sus ventanas se disfruta de una vista privilegiada de la ribera del río en la que destaca una catedral ortodoxa del siglo XVII. El proyecto surgió de la necesidad de una familia de Moscú de disfrutar de un lugar tranquilo y cómodo en el que pasar los fines de semana. Así, el espacio está aprovechado al máximo, prescindiendo de compartimentaciones estancas, mobiliario aparatoso o excesos decorativos. El contraste cromático entre su exterior, de madera oscura, y el interior, en blanco, hace que la luz y el espacio sean los protagonistas absolutos.
En la planta baja se encuentra la cocina, abierta a la sala de estar. En el piso superior, abuhardillado, se encuentran el espacio para los niños, la habitación principal y el cuarto de baño. Mientras que la planta baja cuenta con varios grandes ventanales, el primer piso incluye un ventanal más, con un balcón, y varias ventanas abatibles. Todas ellas se cierran herméticamente con contraventanas de madera cuando la casa se queda vacía.
La casa está rodeada por una amplia terraza con suelo de arce siberiano, perfecta para disfrutar de cualquier actividad al aire libre, que sirve además de transición entre la construcción y el magnífico entorno. Está equipada con una ducha al aire libre. Al terminar la terraza comienza el patio, nivelado con arena y cubierto de geotextil y gravilla blanca para frenar el avance de la vegetación. En él se levanta un cobertizo, realizado en la misma madera que la casa principal.
Con un excelente aislamiento térmico, en invierno la construcción se mantiene caliente gracias a los suelos radiantes y al uso de una pequeña estufa de madera, situada en la planta baja. Al mismo tiempo, el cemento del suelo asegura una temperatura fresca durante los meses de verano.
Texto de Irene Porras. Fotografías © Vlad Efimov, Oleg Dyachenko, Planos © Bureau Bernaskoni.