Barbecho en Madrid. Rehabilitar para un artista.
La intervención requería de un espacio versátil. Un contenedor donde trabajar con herramientas duras (soldadores, radiales, polvo, pintura…), capaz de convertirse en espacio público de exposición u oficina donde recibir clientes. Para ello, y dado el pequeño tamaño de la planta, de 6×7 metros, se destina el mayor espacio posible a este fin. Escondiendo el resto del programa tras un muro blanco con aperturas que sirven al espacio libre público.
Vivienda, taller y espacio expositivo
Distribuido en dos niveles, el nuevo espacio alberga una zona de trabajo, taller y exposición, en la planta baja; y una vivienda escondida sobre ella. Un paradigma de flexibilidad y diseño útil.
Tras atravesar el jardín delantero se entra a la planta baja, organizada en un gran espacio diáfano y una banda longitudinal adosada a una de las medianeras, sobre la que se recortan tres puertas. Algo más elevada, la primera da acceso a la zona privada del proyecto, que ocupa el nivel superior. Con 3 metros de alto, la segunda se cierra automáticamente mediante pesos y poleas. Este sistema permite esconder cualquier cosa, manteniendo así ‘oculto’ el desorden exterior. Por último, una tercera abre al aseo. Además, tres pequeños huecos dan servicio a un proyector, ofreciendo almacenamiento y vistas.
Una escalera construida con cajones de madera sube a la vivienda del autónomo o artista residente. El dormitorio ocupa una suerte de pasarela que vuela sobre el espacio principal.
Paralela a la medianera y sobre el aseo de la planta baja, la ducha ocupa un gran cajón de hierro. Una ventana de barco permite disfrutar de las vistas sobre el espacio diáfano de la planta baja durante la ducha.
Flexibilidad espacial con diseño útil
Bajo la pasarela, unas poleas sirven al espacio de trabajo y exposición. Además de la mesa de 4,80 metros para trabajar y exponer, diseñada ex-profeso para la ocasión, de ellas se puede colgar cualquier otro objeto pesado, como, por ejemplo, un columpio.
Enfrentada a la puerta de acceso, una segunda puerta abre al jardín posterior. En él, y prolongando la banda lateral interior que albergaba los servicios y el almacenamiento, un cobertizo camufla la cocina. Tras un cerramiento abatible, que abierto comunica completamente los dos espacios, se oculta un espacio poco acondicionado. Dentro, una barra recorre toda su longitud, con los fuegos y el fregadero escondidos en los extremos.
«Actualmente este es el lugar de Barbecho, un espacio que rota entre talleres y residencias dedicado al diseño y producción de objetos útiles» cuenta Pía Mendaro. La arquitecta dirige y gestiona este espacio, destinado al «diseño útil».
Fotografía: ImagenSubliminal (Miguel de Guzmán + Rocío Romero)
Barbecho
Acebo 6, 28016 Madrid