110 rooms: un homenaje a la arquitectura del Eixample barcelonés.
Estos apartamentos en Barcelona se encuentran en El Eixample, un distrito que como es sabido, su construcción en 1859 supuso una de las transformaciones urbanísticas más importantes para la arquitectura en Barcelona.
Ildefons Cerdá, su artífice, diseñó con clarividencia una estricta cuadrícula de amplias calles ortogonales y avenidas diagonales, que se ha adaptado con éxito al progresivo protagonismo del automóvil. El germen de esta trama no es otro que la vivienda. Concebida con un enfoque higienista, se ideó para que todas ellas pudieran disfrutar de iluminación y ventilación naturales, a través de la calle y el patio interior de la manzana.
Otra de sus características es que sus plantas se formalizan con estancias prácticamente iguales. Un sistema aparentemente rígido, que sin embargo ha permitido transformar flexiblemente su uso en el transcurso del tiempo.
Maio Arquitectos han querido celebrar y reinterpretar esta particularidad tipológica del siglo XIX en el contexto del siglo XXI. De esta forma, el nuevo edificio ha sido diseñado como un sistema de 110 habitaciones multiusos. Cada apartamento puede ampliarse o reducirse, añadiendo o restando estancias, para responder a las diferentes necesidades de sus habitantes. Buscando la máxima flexibilidad, todas las salas son similares en tamaño eliminando cualquier tipo de jerarquía espacial y predeterminación del programa.
Apartamentos en Barcelona
Cada planta se distribuye en 20 habitaciones, e inicialmente se divide en 4 apartamentos de 5 habitaciones cada uno. Las estancias se conectan directamente entre ellas, sin necesidad de pasillos.
La cocina se sitúa en el centro. Las habitaciones periféricas se pueden utilizar como salas de estar, comedores o dormitorios. Esta flexibilidad es posible debida a la ubicación también central de los baños a cada lado de la cocina.
El interior de las viviendas se ha concebido como un lienzo en blanco que los ocupantes pueden personalizar. Las puertas correderas embutidas en los muros permiten fusionar e independizar las diferentes salas.
Los pavimentos, contraventanas y marcos de puertas y ventanas en madera aportan calidez a esta paleta casi exclusivamente blanca.
Vestíbulo de entrada
La planta baja recupera el lenguaje de los antiguos vestíbulos del Eixample, donde, a través del mobiliario, el espacio se disponía para albergar diferentes usos. Aquí, estas piezas de mobiliario se transforman en volúmenes de mármol sobredimensionados, cada uno con su propio acabado distintivo.
Este espacio semi exterior se concibe como una extensión de la calle. En él se disponen oníricamente un prisma pentagonal ocre, un cubo negro, una pirámide gris truncada que aloja el ascensor, y un cilindro rosa con base elíptica que contiene la escalera.
La topografía resultante se ve reforzada por las sombras que produce la perforación semicircular del techo, que permite que la lluvia y el sol penetren en el espacio.
Fachada
Algo similar sucede con la fachada, diseñada de acuerdo con la composición característica de los edificios de viviendas del Eixample. La cuadrícula ordenada de ventanas altas y estrechas con balcones y contraventanas de madera ha sido reproducida con una sensibilidad contemporánea, que evita la ornamentación.
Una superficie lisa de estuco de cal tradicional representa a través de su patrón la memoria de sus antiguos habitantes.
Fotografías: © José Hevia