Patricia Urquiola imagina la casa del futuro para Cassina.
Ubicada en la Fondazione Giangiacomo Feltrinelli –elegida por su compromiso intelectual, cultural y creativo con la ciudad en términos de búsqueda de nuevas ideas y soluciones destinadas a construir posibles futuros– el proyecto ha supuesto la reafirmación de la fuerte voluntad de ligar pasado y presente de Cassina, una firma con espíritu pionero e innovador, y una mirada siempre proyectada hacia el futuro. La intervención de Urquiola se llevó a cabo desde un profundo respeto por la arquitectura del edificio y la investigación realizada por la Fundación, en torno a la transformación de los espacios urbanos y las dimensiones de la ciudadanía.
Dividida en dos zonas definidas por el corte diagonal del edificio, en un guiño al denominado disruption wall y la oportunidad de promover el cambio, en la planta baja los visitantes pudieron disfrutar de experiencias completamente distintas y sumergirse en dos realidades paralelas.
De color rosa – el ya ominipresente millennial pink -, la primera parte de la instalación integró de forma magistral realidad virtual y vida real. Espacios domésticos y de relación entre el visitante y los productos de Cassina, a través de experiencias interactivas e inesperadas, interesantes e irónicas, y en evolución permanente. Además, y para reforzar el concepto del pasado como fundamento para construir el futuro, el espacio se vistió con obras procedentes de los archivos de Cassina.
Para señalar la entrada a la segunda realidad, Urquiola utilizó el color verde, en un espacio donde una reproducción del gran diván-isla La Barca, diseñado por Piero de Martini en 1975, invitaba al visitante a compartir, en referencia al concepto Free Flow, de espacio fluido y sin límites. Desde él, el visitante accedía a la dimensión virtual de la chroma key room, una habitación inmersa en collages y de dimensión surrealista.
En el punto más alto del edificio y elevado sobre la ciudad como un faro se reprodujo el futurista Refuge Tonneau. Un refugio portátil de montaña, diseñado por Charlotte Perriand y Pierre Jeanneret en 1938 para expresar los valores culturales de los arquitectos del Movimiento Moderno, convertido en el contexto de la muestra en un manifiesto sobre el retorno a la naturaleza, como respuesta a la densificación de los centros urbanos.
Además, la intervención permitió a los visitantes utilizar durante el día en la sala de lecturas el nuevo sofá Soft Props, diseñado por Konstantin Grcic para la colección 2017. Un espacio que a las 19h se reconfiguraba para alojar las nuevas actividades, diluyendo las fronteras entre lo público y lo privado y condensando el movimiento alrededor de la superficie horizontal de los sofás. Y es que el siglo XXI será el siglo de la cama, el llamado Bed Time, donde gracias a la tecnología seremos capaces de controlar cada vez más nuestras vidas desde una posición horizontal.
Esto es sólo el comienzo, muy pronto la casa del futuro según Cassina nos dará más sorpresas y nosotros te las contaremos. Sigue conectado a diarioDESIGN…
Fotografía: Omar Sartor