Alejandro Zaera diseña un cobertizo para la Fundación Coronita.
Para el diseño de este edificio exento de 2.800 m2 ubicado en una aldea de 21 habitantes, los autores decidieron seguir criterios geométricos y constructivos de la arquitectura tradicional local como la cubierta a dos aguas, el entramado de madera visto en fachada, o la madera como revestimiento.
En planta, la ampliación se proyecta como un edificio en abanico, a 4 vientos, formado por 5 naves contiguas, con un desarrollo longitudinal norte-sur que permite distribuir los distintos usos asociados a la Fundación, hoy encajados en la insuficiente superficie en planta de las escuelas.
El programa se distribuye en dos plantas, ubicándose algunos depósitos en una planta sótano adicional.
Uno de las características más importantes del edificio es que ha sido concebido desde una perspectiva de sostenibilidad integral, para minimizar su impacto ambiental a lo largo del ciclo de vida del edificio.
Un elemento clave de la estrategia ambiental es la minimización del consumo energético del edificio durante las fases de construcción y de uso. Para ello, se han elegido materiales arquitectónicos que incorporan estrategias pasivas, jugando con la orientación, la forma y las características del propio material.
Por otro lado, los elementos activos seleccionados son altamente eficientes, reduciendo las emisión de CO2 en relación a la utilización de combustibles fósiles. El edificio ha sido concebido para obtener la calificación energética A.