Un viejo envoltorio con sorpresa en Bilbao.
Situada en el ensanche de Bilbao, la vivienda proyectada por Garmendia Cordero arquitectos plantea el cambio de uso de un local situado en la primera planta de un edificio residencial y destinado anteriormente a uso como oficina. El espacio, dividido originalmente en cinco pequeños departamentos, dos aseos y un pasillo en L que daba acceso a todos ellos, fue vaciando por completo por los arquitectos para proceder al levantamiento de la nueva distribución.
«Como paso previo a la intervención analizamos las ventajas e inconvenientes que presentaba la oficina, derivadas de su propio uso» explican Álvaro Cordero Iturregui y Carlos Garmendia Fernández, responsables del proyecto. El espacio presentaba una gran superficie acristalada en la fachada, mucho mayor de lo que viene a ser habitual en las viviendas de Bilbao, y su marcada proporción horizontal es contraria al hueco vertical o casi cuadrado predominante en los edificios residenciales de la ciudad. La gran altura libre, de más de tres metros, y la estructura de pilares y vigas de hormigón con forjados construidos mediante losa del mismo material, fueron también derminantes en el proyecto.
La morfología, la incómoda ubicación del único patio con acceso y las limitaciones existentes en lo referente a la situación de las instalaciones de evacuación y ventilación del edificio condicionaron también la distribución de una vivienda en la que los arquitectos optaron por potenciar las particularidades entendidas como positivas, enfatizando la horizontalidad con la que ésta se relaciona con el exterior y dotando al espacio de un carácter fuertemente industrial.
Tras atravesar el vestíbulo-estudio pintado en color oscuro, la vivienda se abre al gran espacio central, que iluminado por un gran ventanal aprovecha toda la altura existente y deja la estructura original de hormigón vista. Ordenadas en torno a él, el resto de las estancias se han diseñado teniendo en cuenta el carácter horizontal que define toda la vivienda.
«En lo referente a la materialidad, hemos buscado un enfrentamiento consciente entre la dureza y la calidez, donde el hormigón –castigado y duro– se suaviza gracias al uso de materiales y elementos acogedores como el roble, las tonalidades neutras o las cortinas clásicas, que permiten obtener un clima amigable sin renunciar al carácter protagonista de la estructura original» señalan los arquitectos.
Garmendia Cordero arquitectos han logrado ensalzar las preexistencias sin renunciar por ello al esquema funcional que corresponde a cualquier vivienda, dejando claro que «lo que aquí se crea es algo nuevo, dentro de un envoltorio ya desgastado y con historias que merecen seguir estando visibles para aquel que desee escucharlas».
Fotografía: Carlos Garmendia Fernández