Master class de reciclaje en el coworking de La Térmica.

Las alrededor de cincuenta vigas que componían su estructura así como una pérgola, estanterías de madera maciza, mesas, sillas y taburetes de enea han sido reusados para este proyecto, algunos manteniendo su función y otros como medio para construir elementos nuevos. También se reutilizaron otros muebles encontrados como bancos de carpintería que han pasado a funcionar como mesas altas.

Leblume ha hecho un guiño además a este hallazgo con el diseño del office, un mueble que hace también las veces de recibidor y que alberga los pequeños electrodomésticos y otros utensilios de la cocina. De su frontal a la base de tablas de madera, cuelgan macetas a modo de patio andaluz en referencia al origen de los materiales rescatados.

Para el área de trabajo construyeron las mesas a medida. La estructura reutiliza parte de las vigas de madera de pino encontradas mientras que los tableros han sido elaborados a medida. Cada mesa cuenta con un cajón central donde se alojan las regletas, cables y conexiones.

Leblume ha sido muy cuidadoso además con la identidad gráfica de La Térmica diseñada por el estudio Erretres, integrándola en todo momento en el proyecto de interiorismo incluso en algunas de las piezas hechas a medida como las cajoneras o las taquillas de la entrada, de forma hexagonal como el logotipo.

El edificio en el que se ubica La Térmica tiene más de cien años de historia y anteriormente había sido un orfanato. La zona que acoge hoy el coworking es la antigua capilla, que mantiene aún algo de su identidad. Donde más se percibe es en la sala de reuniones, que preside el espacio en el viejo altar, y especialmente en el altillo destinado al coro donde ahora Leblume ha habilitado una zona de relax.

Para dar privacidad a la sala de reuniones, Leblume ha hecho unos separadores de vidrio con marcos de madera y una puerta corredera, rotulados con la identidad de La Térmica.

Como está sobre el altar se ubica al fondo de espacio, mientras que la sala de relax está en doble altura justo sobre la zona acceso. Mantiene su escalera dotada con una bonita talla de madera.

Dos chibaletes que pertenecían a una imprenta que estuvo en otra sala del mismo edificio hace cincuenta años han sido también restaurados y dan la bienvenida al lugar sirviendo además como expositor para tarjetas y visita o folletos.

Para todo el proyecto han colaborado con el estudio malagueño Santa Rita, que se ha encargado de la señalética, el lettering de la pizarra de ideas, unos pósters serigrafiados y un kit de bienvenida.