Jetty y Maarten Min, una pareja de artistas y arquitectos que viven en su ‘casa duna’.
La casa se encuentra en la zona de dunas de esta ciudad costera, por lo que uno de los objetivos del proyecto fue crear una fuerte conexión entre la forma y los materiales de la vivienda con el emplazamiento. El edificio goza de una posición dominante sobre la cresta de una duna, por lo que tiene un fuerte carácter objetual.
El diseño de la planta, condicionado por las normas urbanísticas existentes fue el punto de partida del proyecto y el primer reto. La superficie de construcción admisible era de veinte por ocho metros, con una altura máxima de quince metros. Estas proporciones empujaron a un desarrollo del edificio en altura, distribuyendo su espacio en tres plantas.
Una de las mayores preocupaciones de los diseñadores era integrar la elevada construcción en el paisaje de las dunas. Durante el proceso de diseño se trató de que su forma se mimetizara con la de las dunas o con la de un grupo de árboles azotados por el viento que se inclinan en sintonía con el paisaje hacia el mar.
© Erik Boschman
Las aberturas de la cubierta fueron diseñadas desde el interior: las que se orientan al mar tienen forma de tiras horizontales, y las que se miran a las dunas se conciben como una gran ventana, que empuja a los habitantes a sentirse en medio de las dunas. La fachada plana del lado este permite la existencia de un ascensor y de balcones.
Debido a que la casa está a sólo 300 metros del mar, se tomó la lógica decisión de elegir para su exterior materiales naturales, sostenibles y de fácil mantenimiento. Para la cubierta y la piel oblicua de la fachada se buscó un material que encajase en el salvaje y romántico paisaje. Al final Jetty decidió diseñar ella misma una teja que cumpliese estos requisitos. Tomando como base el ladrillo modelo Kolumba (Petersen Tegl) que iba a ser utilizado para el revestimiento de columnas de hormigón, se desarrolló una teja plana de cerámica de 53 centímetros de largo, 17 centímetros de alto y 4 centímetros de grosor. El acabado rugoso y el color marrón púrpura de estas piezas coinciden visualmente con la imagen de la corteza de los pinos circundantes.
El desarrollo de este elemento se llevó a cabo durante un año y medio, y contó con la extraordinaria cooperación de los profesionales de Petersen Tegl, que lo han incluido en su colección y utilizado en varios edificios en Europa.
En el interior se quiso unificar las dos primeras plantas en un espacio único y flexible, -tipo loft-, inspirándose en los graneros de las casas rurales del norte de Holanda, y tratando también de reinterpretar la Maison Dominó de Le Corbusier a un nivel artesanal.
© Erik Boschman
Mediante la utilización de abetos Douglas con corteza, se decidió introducir el efecto de los árboles azotados por el viento en el interior, pero de una manera abstracta.
© Aak Henselmans
En la planta baja se encuentra el estudio, el cuarto de baño y la biblioteca. Para obtener la máxima flexibilidad, las paredes interiores y las puertas de la planta baja no son sustentantes. Las estanterías con libros también actúan como elementos de separación entre espacios. Las escaleras se han dispuesto como elementos independientes. Están hechas de chopo de crecimiento rápido, un tipo de madera suave pero muy densa, que no tiene nudos. Su hermoso color no amarillea, y sólo ha sido necesaria una protección extra para los peldaños.
El pavimento es de hormigón y el forjado de madera se ha cubierto con una moqueta de algas.