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Elena Minguela
4 julio 2013

Taberna Wabi-Sabi de Sandra Tarruella Interioristas: la tradición vallisoletana se hermana con la cocina japonesa.

Valladolid, y sobre todo su centro, destacan por la diversidad de bares con una oferta gastronómica (siempre en pequeñas dosis) a la que no es fácil resistirse. Pero la tradición de la ciudad castellana, celosa siempre de sus costumbres, hace difícil la inmersión en nuevas culturas.

Ése es el tópico que Javier y Antonio González García, de Los Zagales de la Abadía, y Mariola López han querido romper con Taberna Wabi-Sabi, una taberna japonesa que nace con la ilusión de mezclar la tradición de los bares vallisoletanos con la gastronomía nipona. De la mano de Sandra Tarruella Interioristas han convertido un espacio de fuerte componente minimalista en una experiencia múltiple con referencias a su cultura.

El local, dividido en dos plantas, comunica visualmente la planta de acceso con el sótano a través de un doble espacio y una gran escalera central. El programa diseñado se ajusta a esta organización, creando un bar de tapas japonés en la planta de acceso en contacto visual con la calle, mientras que se reserva el sótano existente para una degustación a la carta más confortable.

El roble natural es el material estrella del bar de tapas: mesas de picoteo y paredes están revestidos de esta madera noble que comparte protagonismo con los originales y coloridos carteles nipones de distintas épocas y tipologías y los paneles japoneses correderos de pergamino que cierran parcialmente las estanterías.

Y más madera para la nueva zona de degustación, esta vez de nogal: la pared del fondo se ha revestido de un espectacular mural creado por zapatos tradicionales de geisha, que aporta la calidez y la textura protagonista del espacio.

En la capital castellana, es costumbre degustar pequeñas raciones en los bares generalmente en grupo y de pie, por lo que el bullicio y la mayor circulación de clientes se apodera del espacio de degustación y barra amueblado por las mesas altas, que cuelgan del doble espacio creando una sensación falsa de ingravidez, con taburetes de cuero fijos, repisas altas de hierro y otros taburetes que pueden fluctuar según necesidad.

Un curioso banco de peces de pergamino, entre los que se reconocen peces globo, atunes o siluros comunes en la gastronomía japonesa, ocupa el doble espacio que comunica las dos plantas del local y atrae la atención del transeúnte, creando un reclamo y una luz cálida para ambos pisos.

La planta inferior mantiene la tipología común de un restaurante en el que se ha jugado con las distintas maneras de sentarse cómodamente, alrededor de la escalera existente.

Sobre la pared pintada de blanco que se encuentra frente a la escalera se apoya un banco corrido de madera de roble con cojines en varias telas de kimonos japoneses y mesas de maderas distintas que aportan variedad al conjunto.

Detrás de la escalera, en la pared contraria pintada de negro, las mesas son redondas y las telas de kimonos visten la pared en forma de tapices. Esta parte se ilumina mediante lámparas de cartón de Graypants.

El espacio central se organiza mediante mesas y bancos de hierro que dan peso específico.

En la planta inferior se encuentra también la cocina principal, que se adivina a través de las banderolas mostrando un espacio oscuro pero cálido a la vez, en el que se han empleado madera y cerámica artesanal negra para potenciar la sensación de taberna.

Otro mural de zapatos de geisha delimita la caja en la que se han situado los baños, dando calidez y textura también a esta planta.

En definitiva, un local que respira la filosofía estética que le da nombre: la belleza se puede encontrar en la imperfección de las cosas, combinando la atención a la composición del minimalismo, con la calidez de los objetos provenientes de la naturaleza.

Taberna Wabi-Sabi
c/ Comedias, esquina Plaza Martí y Monsó
47001 Valladolid
www.tabernawabisabi.com
Teléfono: 983 35 32 33

 

 

 

Sandra Tarruella Interioristas
Responsable de Proyecto: Ricard Trenchs y Elsa Noms
Colaboradores: Anna Torndelacreu, Paula Sebastián
Fotos: Meritxell Arjalaguer

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