LosdelDesierto proyectan una guardería interactiva en Vélez-Rubio, Almería.
Esta idea, aunque con algunas modificaciones, ha sido el punto de partida de los arquitectos, que empezaron ‘la casa por el tejado’. Una gran losa estructural, se pliega en sí misma para duplicar la altura de la única planta que tiene la guardería. De este modo, la construcción se adapta a la altura del resto de edificios colindantes, además de dar más amplitud al interior. En el tejado se ubican gran parte de las instalaciones: fontanería, telecomunicaciones y sistema de iluminación.
Bajo la imponente cuberta se han distribuido 8 aulas divididas en tres grupos, en función de la edad de los niños. Además, también hay un comedor-sala polivalente, una cocina y salas de administración y personal, todas distribuidas alrededor de un patio central. Las aulas cuentan con salida al patio exterior.
Huyendo de proponer edificios anónimos y queriendo responder a necesidades y usos específicos, el estudio decidió evitar las tradicionales ventanas. En su lugar optó por aberturas circulares y semicirculares en las que además de doble vidrio de seguridad se colocaron butirales de colores: magenta, amarillo-verdoso y azul. El resultado es una divertida y decorativa fachada que favorece la creatividad de los niños. Con la iluminación nocturna se desarrolla un atractivo juego de luces de colores.
En el interior, LosdelDesierto quisieron diferenciar el mundo de los mayores del de los niños con diferentes revestimientos y acabados. En las paredes de la guardería el límite entre ambos mundos se marcó con un zócalo a una altura de 1,30 m, que coincide con la línea de visión de los pequeños. Vinilos de colores revisten la pared desde el zócalo al suelo, en el mundo de los niños, lo que permite también su fácil limpieza. Del zócalo hasta el techo la construcción de hormigón queda a la vista.
Y es que el color es de vital importancia en este proyecto, explican los arquitectos: “El recurso del color en edades tempranas es muy importante, los bebés utilizan el color para diferenciar, disponer y construir, así como para relacionarse con el mundo que les rodea. Todo es un evento, tocar, chupar, oler, en un constante desarrollo de los sentidos”.
La utilización de vinilos de colores en suelos y paredes, además de identificar grupos por edades y diferenciar los espacios comunes de las aulas, se han seleccionado para contribuir al desarrollo de los niños.
“Las aulas de 0-1 año se bañan de color azul, el cual promueve la relajación, sensación de estar sumergidos en el agua, la flotabilidad, el mundo de la fantasía lo que fomenta el sueño y por tanto favorece el crecimiento de los bebés. Las aulas de 1-2 años son de color naranja, una mezcla de rojo y amarillo que favorece la actividad y la estimulación psicomotriz, esencial en esta etapa del desarrollo de los niños. En las aulas de 2-3 años, decidimos incorporar el color verde por ser el color con el que se identifica la naturaleza, el medio ambiente. Los niños a esta edad están en permanente conexión con el mundo exterior, el cual exploran de manera incansable”, explican los arquitectos.
LosdelDesierto son Eva Luque y Alejandro Pascual (Elap arquitectos). Fotografía David Frutos/Jesús Granada.