Aluminio: sostenibilidad y diseño para definir la ventana del futuro
Desde factores sostenibles a soluciones relacionadas con el diseño, el aluminio se erige como el elemento perfecto para acompañar las cristaleras de cualquier proyecto de interiores.
125 años de vida
La renovación actual de las ventanas tiene una correspondencia directa con el ahorro energético, independientemente del material elegido para su consecución. Esta ha sido la principal conclusión del último estudio presentado por el laboratorio Tecnalia: los criterios sostenibles son el nuevo pilar metodológico de la industria. Por este mismo motivo, el informe aboga por pensar en la resistencia y la duración del producto si quiere tomarse una decisión que respete esta condición durante el proceso constructivo.
Dentro del abanico de posibilidades, el aluminio presenta un gran número de ventajas. La principal propiedad del material es que es ecológico en su totalidad, pudiéndose reciclar en infinitas ocasiones. Sin ir más lejos, el mismo estudio señala que el 70% del aluminio que se ha fabricado durante los más de 125 años de historia industrial todavía sigue en circulación, en un flujo de reciclaje inacabable.
De hecho, es muy fácil reconocer ventanas de aluminio que se instalaron hace décadas y que mantienen intactas sus cualidades. Un ejemplo es el del Empire State Building de Nueva York: setenta años después de su instalación, los vidrios de sus ventanas se han ido adaptando a las modernas tecnologías de control solar y a la comprobación periódica para asegurar su correcto funcionamiento, pero el aluminio de sus marcos sigue inalterable.
Diseño y sostenibilidad
En concreto, las ventajas ecológicas del aluminio respecto al plástico-pvc son múltiples. Sin ir más lejos, no existe un mercado para el pvc usado: la única solución es la recuperación energética, que consiste en quemar sus residuos para generar calor y “rescatar” una mínima parte de la energía que costó fabricarlo. Sin embargo, este negocio no es rentable pero sí altamente peligroso por sus elevados índices contaminantes.
Además de ser
más amable con el planeta, el aluminio presenta una serie de ventajas respecto
al diseño. Las ventanas hechas con este material, caracterizado por ser indeformable
y resistente, permiten crear perfiles de menor grosor que presentan un
marco más estrecho: esta circunstancia facilita maximizar el área acristalada,
y el vidrio puede llegar a representar hasta el 85% de la superficie total de
la ventana. A mayor superficie acristalada, mayor entrada de luz.
Las posibilidades decorativas del aluminio van más allá de esta condición. Otras mejoras son la diversidad de formas y tipos de perfil que sugiere su tratamiento, los remates estéticos bicolores que favorecen la consecución de un acabado superficial de calidad de un modo mucho más sencillo, la mayor diversidad de aperturas y tipologías y la gama de terminaciones más amplia (sobre todo en colores metálicos), entre otros.
Por último, dos aspectos más que siguen potenciando el aluminio por encima de cualquier otro material están relacionados con el aislamiento y la seguridad. En ambos puntos, el plástico-pvc siempre está en desventaja cuando entra a equipararse con el aluminio: su mayor firmeza y durabilidad facilita el aislamiento térmico y minimiza los riesgos de intrusión al presentar gran resistencia ante los golpes.