Horma aporta fluidez a una vivienda gracias a una gran celosía central de madera.
A través de una estrategia clara y sencilla, Horma reinventa la Casa JS en Valencia, originalmente muy compartimentada y ahora presidida por vibrante una pieza central. Un nuevo y dinámico eje de referencia, que contrasta con el carácter espacio tranquilo del resto de la casa y da servicio a todos los usos distribuidos a su alrededor.
Aparentemente inflexible
Repensar una vivienda en origen muy fraccionada, con secuencias de espacios pequeños y recorridos sin iluminación. Este es el punto de partida del proyecto. Una intervención sobre una vivienda situada en la décima planta de un edificio de viviendas, cuya distribución y tipología se había considerado siempre inamovible por la continuidad vertical de las distintas plantas. «Este fue precisamente el primer reto» cuentan el equipo de arquitectos de Horma, que han reformulado espacialmente un lugar con unos condicionantes de partida aparentemente inflexibles.
Una celosía en el centro ordena la vivienda
Con tres fachadas exteriores, la cas ofrecía muchas posibilidades de luz, todas ellas muy distintas pero igual de importantes. Es precisamente este aprovechamiento de la luz, junto a la optimización espacial, lo que da lugar al elemento central que preside la vivienda. Una celosía de madera capaz de organizar el programa sin desplazarse, cuya dimensión y posición dan sentido a los espacios que la rodean. Distintos usos, todos ellos comunicados entre sí y con la capacidad de poder intercambiarlos a lo largo del tiempo.
Flexibilidad espacial
Estar, comedor y cocina comparten un mismo espacio principal donde la sección ayuda a diferenciar usos. El resto de piezas que habitan la fachada en torno a la celosía de madera se diseñan flexibles para permitir albergar tanto dormitorios como espacios de trabajo.
Diseñada en torno a dos conceptos
Materialmente, la vivienda se diseña a partir de dos conceptos. El primero, consecuencia de la construcción del elemento central, que define una métrica, un ritmo y un carácter singular según el espacio al que recae. No sólo absorbe el almacenamiento de la vivienda, sino también el trazado de las instalaciones principales.
Un zócalo que prolonga el pavimento
El segundo, el zócalo de roble, concebido como el pavimento que se eleva en la vertical para alcanzar la cota que en cada momento se requiere. «El pavimento se convierte en zócalo a su encuentro con la vertical y va decidiendo su altura en función de las necesidades de cada ámbito», explican los arquitectos. Este zócalo recorre la vivienda, dando continuidad a los espacios y enfatizando, como elemento perimetral, el foco sobre el elemento central.
A través de estos contundentes gestos, Horma ha diseñado una vivienda sencilla, conceptual y materialmente, que la luz natural inunda con una atmósfera tranquila, precisa y ordenada.
Fotografía: Mariela Apollonio