MINIMO muta un piso con pasillo en una secuencia de estancias abiertas.
A través del deslizamiento entre los muebles servidores paralelos, así como eliminando sus pasillos originales, la vivienda M05 en el barrio de Ríos Rosas ha quedado irreconocible. El estudio MINIMO, especializado en la optimización del espacio, demuestra que no hay barrera arquitectónica que se le resista.
Buscando la fluidez soñada
Situada en la planta baja de un edificio del barrio de Ríos Rosas en Madrid, esta vivienda de 160 m2 preservaba su distribución original. Es decir, se caracterizaba por la fragmentación de sus estancias, dispuestas en torno a un patio interior y conectadas mediante largos y oscuros pasillos.
Sin embargo, la bautizada como M05 ha cambiado radicalmente su fisionomía mediante la reforma integral que ha llevado a cabo MINIMO, el estudio madrileño especializado en la optimización del espacio. Concretamente, lleva la impronta de sus fundadores, Alberto Rubial y Alonso Sergio Sánchez Grande, en colaboración con Clara Domínguez Gallardo.
Ante todo, MINIMO se propuso un claro objetivo con este encargo: crear un conjunto fluido, que fuese en búsqueda de luz y ampliase la mirada en el interior de la vivienda. Todo se ha articulado mediante un mismo gesto: el deslizamiento entre los muebles servidores paralelos que dan acceso a las diferentes estancias; la eliminación de los pasillos y la consecuente transformación de este hogar en una sucesión de espacios abiertos.
Rompiendo las barreras entre el interior y el exterior
Por ejemplo, las puertas pivotantes, situadas en los extremos de los muebles, acentúan la fluidez del espacio. De esta manera se ha podido dibujar con más claridad los límites de las piezas que organizan la vivienda.
El tránsito entre el acceso al piso y el estar principal, situados en extremos opuestos, se ha resuelto a través de una iluminación indirecta entre lamas de madera. Además, para la ocasión, se han alternado hasta tres tipos de pavimentos: madera de roble, mármol Marquina y mármol Macael.
De hecho, todos estos elementos se han dispuesto en franjas perpendiculares a los muebles servidores. Esto último ha permitido trazar, tanto en el suelo como en el techo, los límites entre las diferentes estancias de la casa.
Gracias a la disposición deslizada de los muebles, que aprovecha la conformación alargada de la vivienda, se han generado visuales longitudinales entre la calle y el interior. Por consiguiente, este piso actualmente es mucho más luminoso y mantiene un contacto continuo con el exterior. El antes y el después es de lo más sorprendente.
Fotografías: Davit Ruiz