Una «quinta» diferente en Algarve.
El estudio White & Kaki transforma la típica finca de la región más meridional de Portugal, en una espaciosa casa de carácter ecléctico. En Quinta do Mar conviven referencias de estilo industrial, obras de arte y artesanía autóctona.
Quinta do Mar
A pocos metros de las espectaculares playas de Algarve, protegida entre olivos, encontramos esta original quinta portuguesa. Su edificación inicial correspondía a la clásica arquitectura de la región. Pero, a pesar de disfrutar de una ubicación privilegiada en un paraje protegido, la finca no contaba con ninguna característica destacable.
Los propietarios querían transformarla en un hogar tranquilo, confortable, donde relajarse y desconectar.
Un proyecto de White & Kaki
El mayor reto de Carlos Rocha y Vítor Duarte, del estudio de arquitectura e interiorismo White & Kaki, era modernizar la «quinta» sin perder su esencia original y que ésta siguiera integrada en el entorno natural que la rodea. Para ello se sirvieron de materiales típicos de la región mezclados con elementos decorativos de distintos estilos y obras de artistas consagrados y emergentes.
Con el objetivo de sacar el máximo partido de su ubicación, los arquitectos tiraron todas las paredes posibles, y abrieron el salón y la cocina hacia las increíbles vistas panorámicas.
Zona social en la planta baja
La puerta de madera de la entrada principal, diseñada por el propio estudio, conduce a una gran sala de estar protagonizada por una imponente escalera de cemento con barandilla de hierro forjado a mano.
Junto al salón, se encuentra la cocina, presidida por una solemne mesa de madera soportada sobre una base de hierro. Sobre ella, cuelgan dos colosales lámparas de cristal diseñadas por W&K. Dos piezas únicas que aportan el toque de color en un ambiente, al igual que el resto de la casa, predominado por el blanco puro.
La planta baja se completa con una suite, un baño de cortesía y un dormitorio con acceso a un pequeño patio de inspiración mediterránea.
Planta alta
Subiendo las escaleras se encuentra un distribuidor y la gran suite, que goza de una bañera ovalada junto a la chimenea y de una terraza con relajantes vistas sobre el vasto paisaje.
Toda la casa está decorada con piezas únicas, hechas a medida, y obras de arte, como si se tratara de una galería, dando como resultado una «quita» en la que relajarse y disfrutar plácidamente.
Fotografía: Luís Ferraz