MisterDesign: el valor de la artesanía.
Studio 34 South demuestra con este proyecto cómo la producción industrializada y la artesanía pueden caminar de la mano. Una sala de exposiciones de 2000 metros cuadrados que, bautizada como MisterDesign, ha transformado una antigua fábrica de Ford en un refugio dedicado al diseño de muebles y la artesanía.
Tranquila, pintoresca, medieval y una de las ciudades más antiguas de los Países Bajos. Den Bosh fue hace años un bullicioso refugio artístico y cultural. Con el boom industrial de principios del siglo XX, muchas compañías internacionales, como Michelen y Remington, se instalaron en ella.
Situada en el casco medieval y con una monumental fachada de estilo Neues Bauen de 1930, la fábrica de Ford llevaba desde 2006 desocupada. «El gobierno local quería ocupar el espacio con un negocio que lo convirtiese en un destino público, creativo y social», cuentan las diseñadoras.
La importancia de la artesanía
Dedicada a marcas de mobiliario e iluminación de alta gama, MisterDesign había superado con creces sus objetivos en sus dos tiendas de la calle principal de la ciudad. Además de expandir su alcance al resto de Europa, la firma quería convertirse en una herramienta para concienciar a los clientes sobre el papel de la artesanía en sus productos.
Los altos techos y la distribución laberíntica que caracterizaba el local no era a priori lo que una firma con tiendas de menos de 50 metros cuadrados necesitaba. Sin embargo, la marca vio en el espacio una oportunidad para desarrollar un nueva tienda. Y con ella, un nuevo y desafiante concepto.
Vuelta al origen
«El proyecto quiere proporcionar a MisterDesign, una marca que engloba muchas firmas icónicas de muebles que todos conocemos y amamos, una identidad propia», señalan Samantha y Chechi. Para ello, desde
Studio 34 South han centrado su atención en la artesanía y el proceso de producción de los productos. «En un mundo de falsificaciones y diseños no auténticos, se trata de volver a conectar a los consumidores con la innovación, el contexto y el valor de las piezas originales», añaden.
En un espacio de amplias dimensiones, las diseñadoras han optado por desarrollar una distribución intuitiva. Un sistema tan simple como una linea de producción, que aquí se materializa en una «plataforma de innovación». Además de dividir el espacio, añade información sobre los productos en exposición y facilita el movimiento de los clientes.
Plataforma de innovación
Elevada y con 25 metros de longitud, la «plataforma de innovación» divide el espacio en tres partes. Sus paredes curvas de chapa de roble y los estantes de madera contrachapada recuerdan diseños de los Eames o Thonet. Sobre ella emerge una estructura de acero con piezas de mobiliario cambiantes a lo largo del tiempo.
El viaje continúa fuera de la plataforma, a través de una serie de espacios expositivos perimetrales enmarcados por la cuadrícula original del edificio. Delimitados por cortinas semitransparentes de 6 metros de altura de Kvadrat, cada uno alberga un ambiente íntimo. Convertidos en pequeñas salas de estar, acercan al visitante a diversos contextos cotidianos. Todos ellos, amueblados con piezas de Carl Hansen, Vitra, Flos, Tom Dixon o Moooi, entre otros.
Fotografía: Nina van Ewijk