Un oasis en el cielo de Londres.
El estudio de arquitectura y urbanismo londinense Vine firma la reforma integral de este ático en Mile End, Londres. Un apartamento originalmente en mal estado, que los arquitectos han convertido en un espacio fluido, luminoso y de fuerte personalidad.
El proyecto reinventa las proporciones, disposición y flujo de un espacio angosto, con acceso a través de una escalera compartida con las oficinas de la planta inferior. Manteniendo los muros de mampostería portantes, que lo intersecan y dividen en partes iguales, y bautizado como Mile End Road, el apartamento redistribuye su planta.
Los cruces de los muros se usan para definir las cuatro funciones vitales, de lavar, cenar, relajarse y dormir. Además, los cambios de altura del techo ayudan a delimitar e interconectar estos espacios, proporcionando una altura y ritmo ondulado que genera unidad.
Luz que crea arquitectura
La suave luz norte que entra en el interior de este ático en Londres baña las paredes y las cubiertas a dos aguas, parcialmente acristaladas y con una inclinación diseñada en función del ángulo y la trayectoria de los rayos del sol. De esta forma, se logra combinar una generosa superficie acristalada con una medida pasiva que minimiza el impacto solar directo. Además, una serie de persianas motorizadas ocultas entre las vigas de cubierta facilitan el control de la iluminación.
En la fachada norte, la luz se filtra tanto a través de la ventana con marco embutido como de las grandes puertas correderas. Completamente acristaladas, éstas abren a la terraza, potenciando la fluidez visual entre el interior y el exterior de la vivienda.
Paneles correderos de suelo a techo, de abeto, separan el dormitorio del estar-comedor-cocina. De esta forma, se crea un espacio fluido y amplio, donde todas las estancias, menos el baño, quedan visualmente conectadas. Los mismos paneles de abeto de la puerta corredera se usan en los armarios de la cocina anexa.
Armonía espacial
El proyecto apuesta por la armonía entre el espacio y los acabados. La madera lavada blanca se combina con el roble ahumado del pavimento, lográndose una estética simple y llena de contrastes. Vigas de abeto teñidas del techo dejan al descubierto la estructura de cubierta, y detalles de roble engrasado inundan la vivienda.
Para el pavimento de la terraza se han utilizado tablas de madera de Accoya. El tono claro del ladrillo da textura a la fachada, de apariencia robusta pero suave.
Pintada en un vivo color amarillo, la escalera de caracol comunica las dos terrazas y añade un elemento escultórico a la intervención. Desde ellas, los propietarios pueden disfrutar de impresionantes vistas sobre el este de Londres.
Fotografía: Nicholas Worley