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Casa Forbes: reinterpretando el bosque mediterráneo.

Con impresionantes vistas sobre la bahía de Palma, Casa Forbes de Miel Arquitectos se asoma sobre una inclinada ladera de Costa d’en Blanes, en Mallorca. Un terreno de topografía escarpada, donde, al igual que los jardines colgantes de Babilonia construían entornos naturales domesticados, la arquitectura aporta horizontalidad.

Oculta tras un cerramiento exterior de lamas de acero corten que tamiza el paisaje, esta casa en Mallorca sólo se descubre tras atravesar la entrada a la parcela.  Es entonces cuando emerge la cubierta ajardinada, principal protagonista del proyecto. Una quinta fachada, donde los aromas y colores conviven con un solarium pavimentado.

Siguiendo la topografía del terreno, una escalera desciende para dar acceso al interior de la vivienda. Es en esta planta donde se sitúa la casa de los dueños. Además del espacio diáfano de las zonas comunes, ésta alberga una gran suite y la terraza.

Justo a la entrada, la cocina recibe a los visitantes con una gran isla de madera de roble. Además de como lugar de encuentro y preparación, sirve para separar el dormitorio principal del espacio más social.

Con vestidor y baño incorporados, la suite –no apta para aquellos que sufran vértigo– se asoma sobre la ladera. «Además, es posible ducharse con el mar en cinemascope», señalan los arquitectos.

Un gran jardín vegetal

En el lado opuesto de la planta, salón y comedor se rodean de terrazas, la piscina y un jardín vegetal de piedra y plantas.

Losas de piedra calcárea crema balear, marés blanco de cas busso y un muro de gaviones del que afloran cilindros de acero corten ajardinados envuelven el espacio del salón-comedor-terraza.

Hedonista y exhibicionista, la terraza sur se protege con barandillas de vidrio para evitar cualquier interferencia entre horizonte y vivienda. Incluso la piscina tiene ‘ojos’ hacia el mar. La norte, en cambio, disfruta de una gran intimidad gracias al gran muro pétreo-vegetal de hasta 5m de altura.

Una losa escarbada en espiral y un grupo de lámparas lenticchias, a modo de banco de medusas, conducen a la planta baja. Con tres habitaciones en-suite volcadas a una terraza frontal, está reservada para familiares y amigos invitados. El costado enterrado alberga un almacén, una bodega climatizada, la sala de máquinas y una lavandería con salida al exterior.

Recuperando el bosque mediterráneo

En el exterior, esta casa en Mallorca reinterpreta el bosque mediterráneo que hace tiempo habitó esta ladera. Encinas, tierra compactada, gabiones drenantes y una combinación de vegetación arbustiva y arbórea construyen el perfecto telón de fondo.

Construido con materiales de la isla, el jardín colgante se alimenta mediante aerotermia reforzada con placas solares. Una sofisticada instalación domótica hace posible que sus propietarios se duchen mirando al mar. Además de permitirles nadar tanto en invierno como en verano.

Fotografía: José Hevia

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