Studio Shito, precisión y potencial a base de serenidad.

¿Cómo empieza Studio Shito?, ¿qué les impulsó a crear este espacio?
Salimos de la carrera en un momento complicado en el que teníamos pocas opciones laborales o no nos interesaban porque implicaban un ritmo de trabajo en el que no queríamos entrar. La decisión se basó en qué tipo de trabajo queríamos realizar, en el tipo de arquitectura que nos gustaba y en la necesidad de trabajar la arquitectura a diferentes escalas. Esa conjunción no la encontramos en ningún otro estudio así que decidimos construir uno propio.

¿Qué hace falta para sacar adelante un estudio como el vuestro?, ¿hay alguna receta para el éxito en el ámbito de la arquitectura?
Mucha energía, mucha paciencia y creer en lo que uno quiere para ir avanzando poco a poco hacia el objetivo establecido. La constancia y no tener expectativas inalcanzables es lo que nos “salvó” a nosotras y nos permitió empezar un estudio en plena crisis y que desde entonces no ha parado de crecer.

Vuestro estudio tiene diferentes formatos y escalas de plantear un diseño de arquitectura, ¿por qué lo plantearon así?
Todo empezó cuando todavía no habíamos acabado la carrera, en pleno proyecto final en el que nos pasamos meses y meses trabajando muchísimas horas en un mismo proyecto y las dos tuvimos la necesidad de trabajar en un proyecto diferente, que pudiéramos pensar, ejecutar y hacer llegar al usuario en poco tiempo. De este deseo surgió la colección de libretas artesanales de Studio Shito, que tuvieron muchísimo éxito. Así es cómo empezó el estudio y es también el origen al que volvemos siempre si nos desviamos o nos perdemos con grandes proyectos. Eso nos recuerda que la arquitectura esta en todas partes, hace que la mente varíe de escala permitiendo que en los proyectos ampliemos y reduzcamos el “zoom” según las necesidades y que con el equipo sea más divertido trabajar. Se generan dinámicas de trabajo muy interesantes si en un mismo proyecto uno piensa en un detalle constructivo mientras en la mesa de al lado el otro imagina el diseño gráfico de algún detalle del mismo proyecto

Cuando te pones manos a la obra a veces el camino se hace cuesta arriba ¿qué ha sido lo más difícil de sacar adelante?
Gestionar las obras es lo que resulta más complejo, puesto que somos mujeres jóvenes en un mundo generalmente de hombres. A eso se le suma que en la obra es donde se hace realidad todo lo que se ha planteado sobre papel, es el momento en el que el cliente se implica realmente con el proyecto y hemos tenido que aprender a gestionar las emociones de los clientes, las exigencias de los constructores…

Desde su nacimiento en 2012 hasta ahora, ¿qué os hubiera gustado saber por aquel entonces?
Todo lo aprendimos a medida que avanzamos. Desde que empezamos el estudio nos hemos dado cuenta que en la carrera lo que nos enseñaron fue a estructurar la cabeza para poder aprender todo lo necesario para ejercer la profesión. Las cosas que nos hubiera gustado saber son las que se aprenden trabajando mucho y teniendo la responsabilidad de gestionar proyectos, tratar con clientes… Y todo eso solo se puede aprender teniendo un estudio propio.

Al empezar uno tiene objetivos tanto a corto como a largo plazo, ¿habéis conseguido alcanzarlos?
Al empezar siempre hablábamos del día en que pudiéramos tener un buen equipo trabajando con nosotras, sumar ideas y energía a las nuestras propias y eso conseguimos alcanzarlo el año pasado. Ha sido una maravilla poder crear la pequeña familia que es hoy en día Studio Shito.

Un ejemplo de vuestro encantador trabajo se refleja en el diseño de Yoga One, ¿cómo describiríais el estilo de vuestros diseños?
Buscamos siempre crear espacios serenos, trabajados con materiales nobles que transmitan la calidez necesaria para disfrutar de un espacio. Siempre trabajamos para que sean espacios listos para que los ocupantes los personalicen, los vivan y los hagan suyos.

Se puede leer más sobre el proyecto Yoga One en diarioDESIGN.

¿Qué otros proyectos habéis llevado a cabo además de Yoga One?
Hemos tenido la suerte de trabajar en proyectos muy diferentes y para clientes muy diferentes. Los clientes privados nos encargan sus casas y nos permiten trabajar no solo con los espacios sino también con las emociones. Nos invitan a formar parte de sus vidas por unos meses y nos encanta poder llegar a definir hasta el más pequeño detalle. Las empresas para las que trabajamos, aportan dinamismo y ritmo a los trabajos. Disfrutamos muchísimo con proyectos de restaurantes, tiendas o gimnasios, que es lo que hemos tocado más hasta ahora.

¿qué os diferencia de otro estudio?
Nuestra manera de trabajar a nivel interno, la relación con el equipo, los horarios de trabajo en los que dejamos mucho lugar a todo lo que defendemos que debe pasar en el día a día a parte de trabajar…Creemos que las horas en el estudio son mucho más productivas si el horario de trabajo en la mesa es acotado y el resto surge fuera. Tenemos un equipo del que estamos muy orgullosas con el que es una aventura trabajar y seguir creciendo día a día.

Si pudierais pensar en el proyecto ideal, algo así como “ojalá nos pidan que…”, ¿cómo sería?
¡Hace mucho tiempo que tenemos ganas de hacer un hotel! Es un proyecto que creemos que es súper completo, en el que hay que pensar a grande y pequeña escala, en la que el usuario debe tener sensación de confort a un nivel y el trabajador a otro, en la que se mezclan espacios muy amplios con otros de escala más reducida, en la que las distribuciones son tan importantes como los materiales que se emplean para ellas. En definitiva, un proyecto que requiere una mente muy plástica y una capacidad de acercarse a un tema desde varios puntos distintos sin que por ello pierda la idea de “un todo”.

En el comienzo de cualquier proyecto suele haber un consejo que realmente ayuda, ¿cuál fue el que a vosotras os dieron?
Empezamos el estudio de un modo un tanto peculiar y poco común. Fuimos muy autodidactas y hemos ido creciendo poco a poco según las posibilidades que teníamos: definiendo y ajustando el estudio con los años, pero siempre siguiendo los principios en los que creemos. Por ahora los consejos han venido siempre entre nosotras y siempre empiezan igual: “parar y respirar…” es nuestra manera de no olvidar el motivo por el que empezamos este proyecto juntas y los muchos motivos por los que vale la pena seguir defendiéndolo. Los consejos que nos han ido dando a lo largo de la vida son los que nos permitieron llegar a este proyecto solas, todos giran alrededor de “ser constante y defender lo que uno quiere con intensidad”.

¿Y el futuro?, ¿nuevos proyectos a la vista?
Estamos en un momento muy bueno, estamos a gusto con el espacio en el que trabajamos, el equipo que hemos formado, ahora lo que queremos es disfrutar de lo que estamos construyendo, seguir trabajando mucho, con proyectos emocionantes que nos ayuden a aprender cada día algo nuevo.

Queremos agradecer a Marta Salvadó y Dasha Vaimberg el tiempo que nos han dedicado para poder realizar esta entrevista. Podréis saber más sobre Studio Shito en studioshito.com.

Entrevista, fotografía y textos equipo Slowkind
Productora de contenidos digitales y editoriales. Creamos historias para inspirar, motivar y compartir – slowkind.com