Farmacia molecular en Taiwán.
Con 120 metros cuadrados, en su diseño juegan un papel primordial términos como ‘conectividad’ y ‘agregación’, a través de detalles como el cemento empleado para pegar los adoquines que decoran la zona superior de las paredes, o la suma de metal, vidrio ligero y superficies acrílicas transparentes.
En alusión al proceso de expansión de las moléculas, una estructura reticular reviste las paredes, convertida en el perfecto telón de fondo donde se exponen los coloridos medicamentos. Se genera así un espacio ligero, que parece flotar y recrea un enorme cuadro abstracto.
Con una distribución completamente distinta a la de las farmacias tradicionales, aquí todo el espacio gira alrededor de una gran mesa de laboratorio, desde donde los farmacéuticos interactúan con los clientes.
Construida de madera maciza y con una base hecha de corteza original de un tronco de más de un siglo de antigüedad, la mesa se convierte en un original objeto escultórico, con un pequeño bosque sobre ella que relaciona la medicina con un estilo de vida más saludable.
Además de acceder directamente a los productos expuestos en las estructuras que revisten las paredes, los clientes pueden consultar los productos disponibles a través de un sistema de consulta disponible en el iPad.
El espacio ofrece también toda una experiencia vital, con una escalera de caracol que recuerda la estructura de doble espiral del ADN e introduce al visitante en la biología molecular.
Cortada por láser, la chapa de la escalera y del pavimento de la planta alta se ha perforado con pequeños huecos que, como las hojas de un árbol, proyectan sombras sobre las paredes y suelo de la farmacia, en otro nuevo guiño a la naturaleza.
Las luminarias, que colgadas del techo atraviesan el hueco que comunica los dos niveles, forman un entramado de bandejas de cobre de las que cuelgan probetas a modo de elemento decorativo y ramas de árboles naturales.
Además de las áreas de exposición y atención al público, la farmacia cuenta con una oficina, una sala de reuniones, baño y almacenes.
Fotografía: Kuomin Lee