Milán 44, centro comercial a lo hipster en Colonia Juárez.
El proyecto transforma un viejo edificio de cuatro plantas – que alojaba una empresa de venta de repuestos para automóviles -, en un mercado urbano que revitaliza un barrio que se extiende entre dos zonas muy diferentes entre sí.
Por un lado, el floreciente distrito financiero a lo largo del emblemático Paseo de la Reforma, y por otro el animado epicentro de la cultura hipster, Colonia Roma Norte. Esta zona, en decadencia desde el terremoto de 1985, está experimentando actualmente un lento proceso de gentrificación. Situada en el centro de la ciudad y rica en historia, ha sido dotada de nuevas infraestructuras y ahora posee el código genético para el futuro desarrollo de la ciudad.
Reformar el edificio original de acuerdo con la nueva dinámica del área ha sido el principal desafío para los autores del proyecto, que decidieron integrar la cuadrícula regular de vigas de hormigón, columnas y losas, originalmente concebida desde una perspectiva utilitaria, a la nueva función pública del espacio multifuncional.
Expuesto como un esqueleto, la estructura reticular es el marco para un mercado local de dos pisos, restaurantes y algunos espacios comerciales privados que incluyen una peluquería y una escuela de yoga.
El nuevo programa público forma, tanto intrínsecamente como físicamente, una extensión de la ciudad: el antiguo almacén con fachadas de persianas sacude vigorosamente su piel, abriéndose e invitando a entrar al tejido de la ciudad.
Aunque haya mantenido intacta su escala y estructura, el edificio ha sido totalmente remodelado: se ha añadido una escalera verde para generar una circulación vertical fluida. Actuando como un hilo conductor, este elemento conecta los espacios e invita a los visitantes a explorar el edificio extensivamente.
«A través de ella, la calle se pliega hacia el interior y hacia arriba” dice Francisco Pardo, fundador de la práctica arquitectónica. «Es como un vórtice que atraviesa transversalmente el edificio, que va de la calle hasta la azotea».
El clímax arquitectónico culmina en el último piso, también abierto al público, que alberga una cervecería: de esta manera el proyecto Milán 44 ofrece a la ciudad mucho más que la primera planta de un edificio estándar, que normalmente está designado para uso comercial. En su lugar se encuentra un nuevo y dinámico espacio comercial enteramente dedicado a celebrar la colectividad, que encarna el cambio radical de la zona.