La bodega mínima del centro de Madrid.
Con una superficie de sólo 16 m2, la intervención mantiene la morfología de la fachada original y aprovecha la falta de luz natural del espacio para modificar las condiciones lumínicas del interior. «La propuesta consiste en simplificar los planos de materiales y jugar con texturas que recuerdan a la naturaleza del vino» señalan los arquitectos, que han diseñado una luz difusa lineal que recorre toda la longitud de los planos laterales, con un espejo en el plano frontal, reflejando la luz exterior y aumentando así las dimensiones del espacio.
La tienda se articula en torno a una gran mesa central, hecha de módulos de cajas de vino macladas mediante un sistema que permite la multiplicación infinita de los volúmenes, e iluminada por una impresionante lámpara compuesta por cerca de 300 copas de vino. La estructura de las cajas aporta la rigidez y resistencia necesarias, y no hace necesaria la colocación de una estructura adicional. Materiales naturales generan superficies uniformes, en un espacio donde la luz y sus efectos se convierten en los principales protagonistas.
Las guías curvas de metacrilato que soportan las copas son las responsables de la forma alabeada de la lámpara, que hace que los rayos de luz incidan en las superficies de las copas, reflejándose en todas direcciones.
Hacia la calle se ha mantenido la disposición del escaparate y se ha intervenido exclusivamente en su estética, que juega con un carácter infinito, generado a partir de una original secuencia de elementos idénticos.
La intervención plantea así una modificación mínima de la forma constructiva del espacio y una remodelación de la apariencia mediante pequeñas alteraciones de las sensaciones lumínicas y formales. Una pop up store muy especial, donde la repetición de elementos simples genera superficies polifórmicas que reflejan la luz exterior e interior, generando interesantes efectos visuales.
Fotografía: Javier Bravo
Wine Store Remirez de Ganuza
Calle de Jorge Juan, 3
28001 Madrid