Nordic-surf: el paraíso de una pareja escandinava en California.
Aquí se encuentra el hogar de Lars Richardson (un marchante de arte y antigüedades escandinavas) y Laila Carlsen (pintora). Ambos entablaron relación profesional con el arquitecto Casper Mork-Ulnes cuando se mudaron en 2005 de San Francisco a esta antigua granja, que ocupa más de una hectárea de superficie.
A lo largo de los años, se han ido levantando diferentes estructuras para acondicionar la propiedad. Se trata de una vivienda-estudio que refleja la espontaneidad creativa y el gusto por la experimentación tanto de la pareja de propietarios como del arquitecto.
Concretamente, en el año 2010 encargaron al estudio de arquitectura la construcción de un estudio ya que necesitaban un espacio adicional para el trabajo, así como una zona de almacenamiento climatizada para acoger sus numerosas obras de arte y antigüedades.
Para alojar todas estas actividades se decidió rehabilitar un antiguo granero aunque, al comprobar el mal estado de la estructura de madera, se optó por construir uno nuevo con su misma huella, aunque invirtiendo la cubierta a dos aguas tradicional. Así surge la curiosa silueta de la edificación.
Con esta operación se generaron espacios a doble altura idóneos para la producción y el almacenamiento de arte, con generosas aberturas de ventilación e iluminación que, asimismo, permiten desplazar fácilmente piezas de gran tamaño dentro y fuera del edificio. Estos huecos regalan, además de iluminación indirecta, óptima para un artista, unas magníficas vistas sobre la parcela.
Aunque la nueva estructura es de acero, la madera, material muy apreciado por sus propietarios, noruegos, predomina en la construcción. Son tablones recuperados de 100 años de antigüedad que se utilizan como material de revestimiento exterior, reflejando su carácter agrario original, mientras que las limitaciones presupuestarias y funcionales llevaron a la elección de tableros contrachapados para el interior. Por su parte, la madera del edificio original se ha reutilizado para dar forma al mobiliario, mientras la cubierta, por su parte, se ha realizado con acero corten para recordar al granero existente.
Pabellón para visitantes
En el 2012 se concibió una extensión del granero: un pabellón para recibir a los visitantes, terminado recientemente. Esta ampliación cuenta con un espacio de cocina y comedor que se proyectan hacia el jardín, en el que los propietarios han plantado bambú, áloe, taro comestible, plantas del ave del paraíso, una higuera y enredaderas. Bautizado como “la ameba” por sus formas curvas, proporciona un contrapunto orgánico a la sobria estructura del granero, a partir de la cual se extiende.
Este original pabellón, de formas orgánicas, sigue al pie de la letra el deseo de sus propietarios, quienes querían un espacio con una conexión perfecta con el exterior “en el que el paisaje entrase y saliese”. Para ello, cuenta con puertas correderas de vidrio que pueden abrirse completamente para aprovechar al máximo el benigno clima de la zona.
La nueva construcción abraza la naturaleza y el aire libre, capturando literalmente el paisaje para crear un exuberante jardín interior de taro, higo, y bambú que separa suavemente la cocina del comedor. Una estructura de vigas de madera soporta la cubierta inclinada, que cuenta con un lucernario central que aporta luz natural a las plantas.
Los propietarios querían un espacio que se pudiera utilizar todo el año, y esto es posible gracias a los muros curvos de hormigón de 20 cm de espesor, cuya considerable masa térmica mantiene el interior fresco en verano y cálido durante los días fríos. Para su encofrado se utilizó madera del antiguo granero, cuya textura quedó impresa en el resultado final, creando una continuidad con los materiales primitivos de la propiedad.
En esta intervención los arquitectos han utilizado estrategias sostenibles a través de las cuales se reutilizan gran parte de los materiales de construcción, se minimiza la presencia del vidrio cuando es innecesaria, se utilizan carpinterías con puentes térmicos, madera con certificado FSC, calefacción por suelo radiante… También incorpora elementos de las cimentaciones demolidas en el paisaje.
Un proyecto que refleja, al igual que el resto de diseños de esta firma, su doble inspiración noruega (por su sencillez, pragmatismo, funcionalidad) y californiana (por su espíritu abierto y creativo). Cabe destacar que los arquitectos «todavía están trabajando en ello»: una piscina y una casa para la pintora son las nuevas actualizaciones cuya finalización se prevé para el 2017.
Fotografías de Bruce Damonte.