DSS2016: el pabellón de ZULOARK que se dispersará por Donosti.
El colectivo ZULOARK ha probado a trabajar al revés en este proyecto del pabellón de información para la Capital Europea de Cultura 2016 - San Sebastián. La construcción es un ensamblaje de 278 piezas de bancos “Pajarita” que se repartirá por sus calles a partir de Enero de 2107.
El pabellón DSS2016 se ha concebido del futuro hacia el presente, diseñando primero el proceso de transformación de la ciudad y estudiando la manera en la que ese reto podía conformar un pabellón. La estrategia de ZULOARK ha sido intervenir el espacio público de Donostia proyectando un pabellón que puede ser construido como una crisálida ensamblada que contiene el resultado del futuro de la ciudad.
De esta manera su propuesta no parte de la arquitectura, no arranca del diseño de un pabellón efímero, no es siquiera una estructura que posteriormente pueda reutilizarse. Pretende ser un ejercicio de urbanismo con el que poder contribuir a pensar y producir la ciudad que va a llegar.
Los nuevos bancos “Pajarita” poseen una estructura metálica y asientos de madera, que pueden combinarse de múltiples formas. Todos los asientos quedan hacia el interior, que se convierte en un plano plegado y continuo de madera.
Las estructuras y las patas de los bancos se proyectan hacia el exterior que se convierten, mientras dure la capitalidad cultural de Donostia, en los soportes de una lona que impermeabiliza el pabellón en su conjunto.
Con respecto a su imagen exterior, el enclave en el que se sitúa el pabellón es muy especial, quizás el mejor y más representativo de la ciudad, centro neurálgico de una sociedad que mira al mar desde un profundo arraigo a sus tradiciones, donde el pabellón no camufla su presencia, sino su forma, tamaño y dirección.
Es este el guiño estético y conceptual que sirve para aunar el camuflaje Dazzle, desarrollado por la Marina Británica para despistar a los temibles U-boots alemanes, con los colores del Txuri-Urdin (Blanquiazul) representativos de la capital guipuzcoana.
Además, la estrategia de diseñar un pabellón hecho de bancos responde a una cuestión ecológica, no solo desde el punto de vista de la reutilización material y la optimización de los procesos, sino también desde la certeza de que las arquitecturas se hacen más “sostenibles” cuantos más agentes se pueden sentir afectados de alguna forma por ella.
Se ha querido que el pabellón facilite que muchos puedan elegir transformar su cotidianidad a través de él, así que para cualquier donostiarra que nunca haya llegado a usar los servicios de este pabellón e incluso participado de las actividades de la capitalidad cultural que desde él se informe, su construcción pueda darle un servicio algún día en forma de mobiliario, de primera interlocución con la administración o de legado cultural.
El proceso de desmantelación también se ha querido hacer de forma participada, porque no podía hacerse de forma convencional. Desmontar el pabellón DSS2016 en bancos, gestionar su reparto y decidir su uso requiere obligatoriamente que todo se organice de otra forma.
Reunirse y llegar a acuerdos entre agentes locales como asociaciones de vecinos, AMPAs, técnicos y administración pública será necesario para saber a qué espacios o instituciones irán a parar cada uno de los bancos que hoy conforman paredes, suelos y techos.
De la misma manera que una película es el resultado del esfuerzo de mucha gente y colectivos de trabajo más o menos visibles que de igual modo pueden ser reconocidos optando a, por ejemplo, un Oscar, la arquitectura debe tender a mostrar la realidad de sus procesos y reconocer explícitamente la suma de trabajos colaborativos y en red que significa hacer cualquier construcción por modesta que sea.
De esta forma y a fin de visibilizar esta autoría compartida, dentro del pabellón existe un banco Pajarita transformado en títulos de crédito que da cuenta del valor de la trabajo de mucha gente sin la que la arquitectura sería imposible de llevar a cabo.
ZULOARK propone finalmente que el evento cultural DSS2016 pueda convertirse en un motor directo de cambio físico para la ciudad y mediante esta estrategia abierta permitir que se pueda observar ese cambio una vez termine dicho evento. Donostia ya no será igual, cuando en el 2017 todas las partes del pabellón sean los muebles urbanos que compongan el paisaje de la ciudad como un pabellón diseminado.