Cable light. Las lámparas que presumen de cable.
Este joven diseñador estudió en La Haya y Delft antes de establecerse en Rotterdam, desde donde desarrolla diversos proyectos de diseño industrial para varias empresas del país. Su estreno internacional en el barrio milanés durante el Salone le llevó al barrio de antiguos almacenes con una colección de lámparas, Cable Light, que rápidamente podemos definir como ‘bonitas’, sin más. Perdón, ya sabemos que esa palabra está prohibida entre los diseñadores de pedigree. Pero nos ha salido del alma.
El mayor puerto de Europa, y en concreto las bitas de amarre de los muelles, son la inspiración principal de esta serie de lámparas. El cable se envuelve alrededor de la pantalla de cerámica generando un aspecto único, simple pero delicado. Totalmente personalizables, los colores y estampados del cable y la intensidad de la luz se adaptan a los gustos del usuario. El anillo de metal en la parte superior equilibra la luz, y enlaza con los bolardos originales, creados en metal resistente.
Cable Light está disponible en dos tamaños de pantalla, grande y pequeño. Además existe una versión de mesa, realizada conjuntamente con artesanos de la ciudad de Jingdezhen, una de las capitales chinas de la cerámica.
Y el último miembro de la colección es la de pie, con un armazón de sostén que la hace recordar a los gigantescos focos que iluminan los puertos. Se articula para modular y dirigir la luz, y está disponible en blanco o negro.
Hartog presentó también en Milán su mesa auxiliar Bucket. Un sencillo proyecto que busca causar un gran impacto, inspirado en los cubos que le dan nombre.
Dos de las patas se prolongan y conectan en el sobre formando un mango, permitiendo así llevarla consigo en casa o tal vez incluso al aire libre en tiempo de verano. El borde de la superficie de la mesa evite que lo que se ha colocado se deslice.
Y por supesto, como buen maker, la lámpara de Hartog puede comprarse online en su web.