Houzz nos deja estar 10 minutos con el diseñador Tomás Alonso.
Tomás Alonso (Vigo, 41 años) es un gran conocido de diarioDESIGN. Tiene su estudio en un enorme taller al noroeste de Londres, donde lleva ya 11 años viviendo. Estudió en la capital británica el máster en Diseño Industrial del Royal College of Art (RCA), y se quedó. Este año, él es el encargado de diseñar el trofeo que recibirán los galardonados con el prestigioso premio ADI-FAD 2016. Houzz le ha entrevistado y nos invita a conocer las ideas de uno de nuestros diseñadores más internacionales y prolíficos del momento.
Alonso dio sus primeros pasos con el colectivo de diseño OKAYstudio, que fundó junto a otros cinco amigos que hizo durante sus estudios. Hoy tiene entre sus clientes a IKEA, Camper, Max Design o Swarovski. Desde ADI-FAD, la Asociación de Diseño Industrial del FAD (Fomento de las Artes y el Diseño), le han encargado la concepción del trofeo que entregará en junio por un jurado presidido por Jasper Morrison.
Los ADI –como se llamarán estos premios a partir de esta edición– son uno de los galardones más relevantes de la escena del diseño. Con Alonso hablamos de su significado –él mismo lo recibió en 2014 por la mesa Offset para la firma italiana Max Design–, además de sobre algunas de sus piezas más destacadas y su manera de entender el diseño.
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¿Cuál es el significado de los premios ADI-FAD dentro de la escena del diseño?
“El ADI-FAD cuenta con una amplia historia. Sin duda, hoy es el premio referente de la industria en España y uno de los más importantes en Europa. El ADI-FAD reconoce el trabajo que se hace tanto a nivel de empresa como de diseñador y es importante mantenerlo. Es un premio serio y relevante, con miembros del jurado de diferentes países y con un nivel muy alto –este año destaca la figura de Jasper Morrison como presidente del jurado– y que además se hace de una manera objetiva. El nivel de los trabajos es muy alto gracias a la preselección que se hace entre todo lo que se recibe”.
¿Como explicarías tu trabajo como diseñador a quien no te conoce?
“Busco cosas que funcionen para cada proyecto, aunque hay ciertos elementos que se van repitiendo y que tienen que ver con un enfoque que, en mi opinión, funciona en la mayoría de los objetos. Éste se basa, fundamentalmente, en reducir las cosas a lo esencial, evitar cuestiones superfluas y que el material tenga protagonismo y sirva para apoyar el diseño. Intento también que sea consecuente con el sistema de producción que se va a emplear, la empresa que lo va a fabricar, su método de trabajo, la cantidad de objetos que se requieren y quienes los van a usar. En resumen, mi labor es coger todos estos factores, entenderlos, masticarlos y ofrecer algo nuevo”.
¿Es eso lo que más te atrae de tu profesión?
“Desde luego. Y también el hecho de tener un estudio polifacético en el que trabajamos con distintas escalas y contextos. Diseñamos objetos que se van a producir en cantidades grandes, como es el caso de Ikea, pero también otros de los que solo se van a hacer tres o cuatro piezas. En cuanto a la escala, abordamos desde el diseño de un cubierto a una casa. En concreto ahora estamos haciendo una para un cliente en Bélgica”.
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¿Cómo definirías tu compromiso con el diseño?
“Un diseñador debe ser un profesional que aporte soluciones a problemas. Es una definición muy clásica del diseño, pero en mi opinión siempre válida. Me interesa más eso que encontrar un estilo”.
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En todo caso, sí tienes un estilo definido, una manera de diseñar reconocible…
“Sí, pero no es algo deliberado ni buscado. En mi caso, el estilo es la consecuencia de resolver cada proyecto de la forma más apropiada”.La colección Lines & Waves resume muy bien esta idea, una serie de mesas de mármol cuyos elementos presentan unas superficies onduladas que funcionan como un patrón decorativo y funcional al mismo tiempo. Este patrón es crucial porque da lugar a un diseño flexible, ya que los diferentes elementos que conforman las mesas se pueden configurar generando diferentes composiciones gracias al engranaje que proporciona este superficie ondulada. Al mismo tiempo, dicha ondulación le aporta a los pesados bloques cierta delicadeza visual y táctil.——–
Entre tus diseños hay dos muy diferentes entre sí: el juego de plata para Wiener Silber Manufactur (en la tercera foto) y el sistema de cajas para almacenar de Ikea (en esta imagen). ¿Cómo se concreta esta forma de ver el diseño de la que hablas en estas dos piezas?
“Aunque muy distintas, ambas piezas tienden a la reducción. Buscan llegar a lo esencial. En el caso concreto del juego de té y café de plata, las organizadoras de la Vienna Design Week me pidieron que buscara una manera de enseñar cómo trabaja esta empresa vienesa especializada en plata. Mi idea consistió en crear con ellos un proyecto que reflejara sus habilidades. La idea del diseño partió de la ondulación de la base (que se puede ver en la imagen) como elemento funcional que consigue que las piezas que van encima de la bandeja no se muevan. Pero, al mismo tiempo, esa ondulación es también una trama decorativa, como ocurre en el caso de las mesitas Lines & Waves. Las piezas son meros cilindros, pero esta ondulación crea un punto de encaje entre los dos tipos de piezas convirtiéndose así en algo formalmente más espectacular”.
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La mesa Offset también da fe de un estilo muy sintético…
“Sí. Es uno de los proyectos con los que más me identifico. Se presentó en 2012, tras dos años de trabajo. Aquí también hay un ejercicio de reducción y de síntesis con el que intenté al mismo tiempo generar un sistema que permitiera al usuario crear una configuración personalizada. De nuevo, un sistema flexible”.Alonso obtuvo el premio ADI-FAD DELTA de plata por este diseño, que convierte la mesa de trabajo en un microsistema a través de una serie de elementos extra opcionales.
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En todo caso, te permites licencias como por ejemplo poner un punto de color en todos tus diseños.
“Me interesa mucho el contraste entre materiales. Siempre me ha llamado la atención. Y además hay materiales que necesitan ser pintados. Me gusta jugar con aquellos materiales que yo creo que se deben pintar y los que no. En general, me gusta jugar con colores”.
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¿Eso vale para cualquier escala? ¿Cómo se aprecia esto en tus interiores, por ejemplo los que has hecho para las tiendas Camper?
“Cuando me propusieron hacer el proyecto para las tiendas, justo acababa de visitar una fábrica de cerámicas y había visto una máquina que corta los azulejos. De ahí nació la idea de crear estos azulejos para las tiendas de Camper, que al mismo tiempo ofrecían la posibilidad de jugar con ellos gráficamente. Aunque siempre los incluyo, en cada tienda van cambiando. Con tan solo cuatro piezas, combinando los colores se pueden crear efectos visuales de geometría asométrica que luego combino con piezas que verdaderamente salen de la pared y eso te da mucho juego”.Tomás Alonso ha diseñado tiendas para Camper en Santander, Londres, Tokio, Glasgow o Génova usando tres ingredientes básicos: azulejos de 10 x 10 cm a los que añade tres variaciones para crear un patrón geométrico, mobiliario diseñado en acero de color blanco y madera de roble americano, y unas luminarias de cerámica hechas en Italia.
“Al mismo tiempo, desde un punto de vista práctico el azulejo es un material duradero que se presta muy bien a ser utilizado en un espacio comercial. Sin embargo, por aquel entonces no se usaba mucho con este fin. Esto es algo que ha cambiado en los últimos años. Tanto los azulejos como los muebles de tubo de metal y madera me permiten ir creando interpretaciones distintas según el tipo de espacio del que disponga”.
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¿Tienes un método de trabajo aunque se trate de objetos muy diferentes?
“Sí. En primer lugar, para hacer algo consecuente con el proyecto, lo primero que hago es conocerlo a fondo. Visitar al cliente, ver su fábrica, entender cómo trabaja, su objetivo, el mercado, qué materiales domina… Luego hay un proceso de investigación y búsqueda de cosas que sean parecidas. A partir de ahí la idea empieza a hervir en la cabeza. Normalmente hacemos parte del bocetado a mano y combinamos esto con pruebas en el taller para poder ver las cosas físicamente, que te ofrece una impresión diferente a un 3D hecho con ordenador. Todo esto te permite desarrollar e ir visualizando el proyecto. Los hay que requieren el 3D porque son más complejos de mecanismos, otros que el proyecto en sí se relaciona a una construcción que has probado en el taller rápidamente y a partir de ahí sale la idea. El proceso de empaparse antes es común y fundamental en cualquiera de los dos casos”.
Un buen ejemplo de ese proceso de “empaparse en un proyecto” es la colección 47º que Alonso diseñó en 2015 para Swarovski tras obtener el premio ‘Designer of the Future’. Expuestas en Design Miami, se trata de una colección de objetos de cristal que incluye luminarias y accesorios de escritorio. Su nombre, 47 grados, alude al ángulo en el que la luz se refleja o refracta dentro de cristal. Las piezas combinan trozos de cristalunidos con pegamentos UV de colores y láminas que crean efectos de forma y color.
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“Cuando me contactaron para anunciarme el premio me llevé una gran sorpresa. Luego me dijeron que el premio consistía en una colaboración con Swarovski. En realidad, es una de esas compañías con las que nunca habría imaginado que iba a trabajar. Pero una vez empecé a conocer su proceso de trabajo y el material –cristal de Bohemia– me di cuenta de que podíamos hacer algo interesante y me puse a explorar nuevos enfoques que al mismo tiempo se adaptaran a su técnica de trabajo con el cristal”, cuenta Alonso.
El trabajo se presentó en Basilea, en junio de 2015. “Se trata de un primer ejercicio que ha dado pie a una nueva colaboración en la que estamos trabajando estos días y que se presentará en la próxima edición de la feria de Milan”.
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¿Y en el caso de Ikea?
“Con ellos, la idea era hacer una pieza de mobiliario económica de producir y que aportara una solución útil para un espacio pequeño. Necesitamos muebles que se adapten a nuestras necesidades y, en general, la gente vive en espacios en los que no sobran los metros cuadrados. A la hora de amueblar una de las cosas más importantes es la organización. De ahí la idea de la caja. Puedes usar una sola o en combinación con otras para crear tu propio mueble”.
“Aquí la idea de reducir vino desde Ikea. Ellos me contaban que al tener dos cajas apiladas se crea una repetición de material que, en realidad, no hace falta. Dándole vueltas, pensé en quitar los dos lados que sobran. De este modo, se puede apilar pero el material que necesitas se reduce a la mitad. Visualmente, una mitad de la caja consta de dos lados de madera, mientras que la otra la integra solo su perímetro hecho en metal. La caja puede usarse sola, con otras o también como mesita. Es un ejercicio de reducción al mínimo, tanto de material como formalmente”.
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¿Un proyecto de futuro?
“Diseñar y construir mi propia casa”.
¿Un objeto que te hubiera gustado diseñar?
“La estantería 606 de Dieter Rams para Vitsoe. Todo el proyecto empresarial de esta empresa surgió a partir de producir tres o cuatro cosas diseñadas por Rams”.
¿Qué te atrae de este diseño?
“Me gusta su racionalidad, que lo hace casi desaparecer. También la falta de protagonismo del objeto en sí mismo. Hace poco leía una entrevista al dueño de la empresa en la que contaba que sólo se centran en vender tres o cuatro diseños y hablaba de la logística, cómo está producido, el cuidado que ponen en llevarlo a donde se va a instalar, la lógica de cómo se hace el packaging, cómo se piensan las distintas configuraciones… Otra de las cosas que me gusta es que está hecho para durar toda la vida. Si cambias de casa o de habitación, el sistema se adapta contigo”.
¿Qué objeto te gustaría tener en casa?
“Me encantaría tener este, pero también una silla de Jean Prouvé, concretamente la Cité, diseñada en 1930. Es otro ejemplo de un diseño esencial. Además, es muy cómoda, aunque no lo parezca”.