Un refugio con vistas al lago Jasper en Canadá.

Encontrar una simbiosis entre un refugio de montaña para una familia y sus invitados en una zona dominada por el magnífico ecosistema del parque nacional Jasper en Alberta (Canadá). Ése ha sido el encargo de sus clientes al estudio de arquitectura Architecturama, una casa que ha sido escogida finalista de los premios 2015 Architecture Excellence Awards, de la Ordre des architectes du Québec.

Partiendo del concepto tradicional de cottage, y basándose en las típicas casas de campo del interior del país norteamericano, los arquitectos se han centrado en las relaciones establecidas dentro de la casa y las funciones necesarias para interconectar. Así se ha conseguido un espacio en el que la modernidad y la tradición van de la mano, y que está vivo, adaptándose a cada situación y momento. Además se ha tenido en cuenta la huella medioambiental que se aplica en un entorno natural único, a orillas del lago Jasper y al pie de las Montañas Rocosas.

La división fundamental entre las zonas más privadas y más públicas de la nueva casa se delimita gracias a una orientación norte-sur: el Norte para las zonas personales con un estilo muy minimalista, y el Sur para un espacio libre, abierto a cada interpretación. Esta orientación ha permitido también optimizar el potencial bioclimático, sacando el máximo partido de un conjunto de ventanas con una hermosa vista que maximizan la calefacción solar pasiva. Un gran voladizo, diseñado para hacer uso del cambio de ángulo del sol, evita el sobrecalentamiento en verano, mientras que admite tanta luz del sol de invierno como es posible.

El elemento fundamental del diseño interior es un montaje de bancos tipo gradería en diferentes módulos, que ocupan todo el espacio principal. Son a la vez muebles de gran tamaño, que funcionan como un ágora, un área de circulación, divisores, estanterías, elementos estructurales, etc. que se pueden reorganizar a voluntad (para su uso como mesas, respaldos, medidas, etc.). Por ejemplo, cerca de la cocina, los bancos se convierten en ambas áreas de preparación de alimentos y mesas con capacidad para ocho personas.

El resultado es que los espacios se definen de una manera u otra, haciendo posible disfrutar del entorno mientras se mantiene una continuidad física y visual con el terreno. La casa cobra vida de este modo, siendo un cubo de observación de una naturaleza única.