Happy Socks, la felicidad para tus pies en forma de calcetín.
La imagen de esta nueva campaña tiene un concepto muy cuidado alrededor de prendas de sport básicas y lisas sobre las que resalta el estampado de los calcetines como protagonistas. Unos sedosos pañuelos envuelven la escena, con colores de moda como los pantone 2016 rosa cuarzo y azul serenity.
Tiras de bacon, perritos calientes, coloridos estampados de animal print, cócteles y helados son algunos de los nuevos diseños de la marca para los armarios más coloristas, sin olvidar sus icónicos estampados de lunares y rombos con un perfil más clásico… pero siempre ‘happy’.
Para llamar la atención y ser visto, para mezclar estampados o conjuntar con los looks más neutros, las opciones que Happy Socks propone son infinitas.
Happy Socks comenzó en la primavera de 2008 con la misión de aportar una buena dosis de felicidad diaria a través de diseños coloridos, con unas normas rígidas de máxima calidad, artesanía y creatividad.
Hoy los Happy Socks se venden en más de 70 países de todos los continentes. Cuenta con una casi interminable variedad de modelos y diseños, utilizando una amplia gama de combinaciones de colores y patrones originales. Sus creadores afirman que hay un par de calcetines para cada ocasión y para todos los estilos de vestir. Y se atreven ya con la ropa interior, incorporada también alegremente a su catálogo.
Happy Socks nos asegura que sus proveedores tienen altos estándares y mantienen un estrecho contacto con todos ellos a través de visitas y controles regulares en todas sus fábricas.
Los Fundadores
Mikael Söderlindh, CEO de Happy Socks, trabajó en publicidad durante 10 años, y después de esta década de trabajo Mikael quería desarrollar sus productos en un mercado global y construir su propia marca de la A a la Z. Viktor Tell, director creativo de Happy Socks, trabajó como diseñador gráfico e ilustrador varios años antes de encontrar su lugar en el mundo de la moda. Su lema «todo es juego, no es trabajo» muestra con exactitud lo que la empresa quiere transmitir, convirtiendo un producto simple – y que suele pasar desapercibido en los cajones – en un objeto divertido, creativo y expresivo.