Superhatch: el colectivo madrileño PKMN devuelve la realidad urbana a la Trienal de Arquitectura de Lisboa.
La premisa de esta tercera Trienal de Arquitectura de Lisboa (que se celebró del 12 de septiembre al 15 de diciembre del año pasado) no ha sido dar respuestas, sino plantear preguntas que representen una declaración de intenciones y una llamada a la acción.
Superhatch forma parte del proyecto Performing Architecture, -comisariado por Ariadna Cantis-, que, inspirado en manifestaciones de protestas públicas de todo el mundo, pide a los arquitectos que vuelvan a las calles.
A través de la web del proyecto, PKMN (PAC-MAN Arquitectura) invitó a todos los arquitectos que estuvieran interesados, a participar en esta acción urbana en la que se trataba de reinterpretar analógicamente a escala real una herramienta clásica del grafismo digital: los patrones de sombreado.
A través de Google Maps, Google Earth y Foursquare cualquiera puede observar con detalle cualquier parte del mundo a través de un ordenador o teléfono móvil, sin necesidad de desplazarse físicamente. Los arquitectos procesan y transforman esta información manteniéndose casi siempre dentro del escenario digital, de manera que los proyectos son cada vez más abstractos y alejados de la escala real.
Los patrones de sombreado se utilizan para representar los materiales que se utilizarán en los espacios públicos diseñados y no tienen escala.
El proceso de reinterpretación propuesto consistió en representar físicamente a través de materiales baratos y reciclables (como la cinta adhesiva) algunos de estos patrones, utilizando sus propiedades gráficas y su simbología para activar espacios y situaciones urbanas.
El escenario elegido fue la concurrida y visitada plaza de la Iglesia de Santo Domingo, que es prácticamente la única construcción lisboeta que se conserva exactamente igual a como quedó después de soportar el terremoto de 1755 y el terrible incendio que sufrió a mediados de la década de 1950.
La oficina y colectivo madrileño pidió a los arquitectos que pensasen que patrón de sombreado utilizarían en este emplazamiento. La propuesta final trata de crear un punto de atracción en el centro de la plaza, que recuerde el incendio que consumió el interior de la iglesia.
La paloma es un símbolo de la liberación del pasado y una invitación al tranquilo y sorprendente interior, con tantos secretos que contar, donde la arquitectura es símbolo de construcción y de destrucción.
Fotografías: © Javier de Paz García