Reforma de un granero siguiendo las costumbres y el lenguaje estético de las Islas Frisias.
El estudio de Karin Matz Arkitekt y el italiano Francesco Di Gregorio han llevado a cabo una reforma muy especial: el granero de una pequeña casa situada en Föhr, una de las islas del Mar de Frisia. Föhr es la segunda isla Frisia en tamaño, y pertenece a Alemania. Marcada por una fuerte tradición marinera, la isla ha desarrollado su propio lenguaje estético. Un lenguaje que los dos estudios han reinterpretado en este espacio de 85 metros cuadrados convertido ahora en un apartamento.
La casa está situada en Alkersum, una de las múltiples aldeas que salpican esta isla perteneciente al estado alemán y con una población durante todo el año de alrededor de 8.500 habitantes, si bien en la temporada estival la cifra crece hasta 40.000.
El proyecto tiene, como no podría ser de otra manera, un marcado diseño nórdico, pero en este caso, matizado por la personalidad de la isla y que en esta nueva vivienda se traduce en 3.200 azulejos y la fuerte presencia del color turquesa.
Las casas de lFöhr se distinguen por sus paredes de ladrillos, techos de paja y por, sobre todo, sus paredes recubiertas de cerámica.
La explicación se debe a que en el siglo XVI la isla acogió una escuela de navegación, propiciando que muchos de sus vecinos se convirtieran en navegantes. Sus viajes a regiones como Asia les pusieron en contacto con la cerámica, desarrollando a partir de entonces toda una cultura en torno a ello.
Pintadas con los tonos turquesa que distinguen al conjunto de las islas Frisias, eran un símbolo de riqueza y ostentación. Cuantos más azulejos en las paredes del salón, más ricos eran los dueños.
Es por ello que Karin Matz y Francesco Di Gregorio le han dado un protagonismo especial al cubrir con ellas los volúmenes que conforman las habitaciones del apartamento. En este caso, cada azulejo, de color blanco, contiene un pequeño agujero hecho a mano que deja ver el cemento de color azul del interior.
La madera de pino, el otro material estrella por estos lares, también solía ser pintada de estos tonos, un detalle que los arquitectos también han rescatado al emplear el turquesa para el interior de la habitaciones.
La reforma del granero ha implicado derribar todos los tabiques, excepto el que rodea el cuarto de baño, y añadir los volúmenes para las habitaciones. Éstas, por supuesto, también homenajean el estilo de las dormitorios tradiciones de la isla: pequeñas, oscuras, todas del mismo tamaño y con camas a modo de cajones.
El proyecto también incluye otros guiños marineros como la escalera, en la que 500 metros de cuerda de polipropileno (por supuesto de color turquesa) la enmarcan, conformando al mismo tiempo, un elemento moderno que rompe con la rusticidad del ambiente.
El apartamento, de líneas abuhardilladas al respetar la estructura de la casa, goza de luz natural gracias a las aperturas del granero. Una luz que aumenta por el efecto reflectante de los azulejos blancos y también por la madera de tonos claros.
Fotografías: Francesco Di Gregorio
