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Arantza Álvarez
15 marzo 2013

Renzo Piano diseña el Auditorium de L´Aquila, tres cubos multicolores para revitalizar esta zona devastada por el terremoto.

El prestigioso arquitecto italiano es el autor de este edificio levantado en el centro histórico de la ciudad italiana de L'Aquila, tristemente conocida por el terremoto registrado en abril de 2009.

© Marco_Caselli_Nirmal

El auditorio diseñado por Renzo Piano en colaboración con Alessandro Traldi está formado por tres cubos de madera que parecen caídos al azar, para descansar apoyándose el uno contra el otro. El central y más grande, corresponde al propio auditorio, y está inclinado hacia delante, como si fuera a caerse, haciendo una alusión a su inestabilidad.

© Marco_Caselli_Nirmal

La verdadera razón de su inclinación es que uno de los dos lados inferiores tiene la misma pendiente que el graderío de asientos. Los cubos pueden parecer abstractos, pero ocultan la presencia de un edificio real. Se trata de «no-formas», o más bien, de formas puras, que contrastan con la masa compacta de la fortaleza del siglo XVI situada en sus proximidades.

© Renzo Piano Building Workshop

Los tres cubos están hechos totalmente de madera, un material que parece tener la única pretensión de ser efímero, pero que en realidad es eterno. La elección del material está condicionada por la función acústica del edificio, que es la de sonar como un instrumento musical, y también por el contexto: las estructuras de madera son en realidad muy resistentes a los terremotos. La materialidad de la madera contrasta además de una manera muy natural con la piedra del castillo. Es más, la madera es un material renovable y por lo tanto ecológicamente sostenible: ésta es la razón por la que se plantaron 90 árboles (cuya madera equivale a la utilizada) cerca del auditorio.

© Marco_Caselli_Nirmal

El Auditorio se puede considerar como un enorme Stradivarius que se ha posado en el parque. La tecnología meticulosa que se ha utilizado para construir este edificio inteligente rememora la de los maestros artesanos de laudes de Cremona, que utilizaban también la madera de alerce de Val di Fiemme, en el Trentino, para construir sus instrumentos, entre los que se encontraba el célebre Stradivarius.

© Marco_Caselli_Nirmal

La tecnología utilizada en este proyecto, así como el uso de técnicas avanzadas de construcción a prueba de terremotos en L’Aquila, son un ejemplo de buenas prácticas constructivas.

Las fachadas del edificio se han revestido con tejuelas de alerce de aproximadamente 25 centímetros de ancho y cuatro centímetros de espesor. Las piezas están protegidas con tratamientos especiales encaminados a garantizar un correcto envejecimiento. Las 16 caras de los cubos que se pueden ver – dos de ellas correspondientes a las bases de apoyo de los dos edificios de servicios – no son todas iguales, sino que varían en función de diversos criterios arquitectónicos, que aportan a la estructura una apariencia luminosa, vital y vibrante.

© Marco_Caselli_Nirmal

Los alzados laterales cuentan con una serie de «accidentes» que añaden variedad a la homogeneidad y a la geometría de las superficies de madera. Estos «accidentes» incluyen las escaleras contenidas en los volúmenes de vidrio superpuestos sobre las fachadas de madera, las superficies de color rojo sangre que corresponden a los espacios verticales u horizontales de conexión, las salida de emergencia asociadas a las fachadas, y los conductos de aire acondicionado. En algunas ocasiones, cuando tienen lugar eventos musicales especiales, se pueden colgar grandes pantallas temporalmente en las fachadas, para la proyección de películas e imágenes.

© Marco_Caselli_Nirmal

© Marco_Caselli_Nirmal

El edificio está dividido en tres volúmenes separados pero interconectados: el volumen central, que contiene el auditorio real, y los dos volúmenes de servicios, que son las áreas públicas – que contienen el vestíbulo, situado en el lado que da a la ciudad -, y las de los intérpretes – que alojan los camerinos, ubicados en el lado del castillo -.

El volumen del auditorio es un cubo con lados de 18,5 metros, aunque parte se encuentra bajo rasante.

Al auditorio se llega a través del vestíbulo, que contiene una zona de restauración, guardarropa y taquillas. El vestíbulo y el auditorio están conectados mediante una pasarela elevada un metro por encima del suelo. Está acristalada en el lado norte y protegida con superficies opacas en el lado sur y en el techo.

© Marco_Caselli_Nirmal

El auditorio cuenta con 238 asientos y un escenario con capacidad para 40 músicos. El público se acomoda en dos zonas escalonadas: la mayor tiene 190 asientos situados frente de la orquesta, y la más pequeña 48. La pendiente de ambas plataformas asegura las mejores condiciones para ver y para escuchar.

© Atelier Traldi

Una serie de paneles acústicos orientados hacia el público reflejan el sonido en el interior del auditorio.

© Marco_Caselli_Nirmal

Los tres volúmenes se enfrentan entre sí en una gran zona exterior, concebida como un vínculo natural entre el edificio y el parque, y también como un espacio estructurado para extender el auditorio al aire libre en el verano. El espacio que hay delante del vestíbulo está equipado para ampliar las actividades de restauración del bar del vestíbulo, creando un polo de atracción.

© Marco_Caselli_Nirmal

El área frente al volumen del auditorio tiene capacidad para acomodar a unas 500 personas que podrán asistir a espectáculos al aire libre o seguir las actividades de los conciertos en una gran pantalla. La zona exterior se genera a partir de los ejes que parten de los lados de los tres volúmenes del auditorio, que se intersectan generando patrones de diferentes dimensiones y geometría.

© Renzo Piano Building Workshop

 

 

 

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