La Vida Loca: el arquitecto Dan Pearlman transforma el Zoo de Colonia en una hacienda mexicana.
Las cuatro paredes del patio, con un árbol imponente en el centro, están inundadas de color rojo, azul, amarillo y naranja. El ambiente mexicano está presente en todas partes, desde las plantaciones de cactus y palmeras, hasta la última viga del techo.
En la zona de estar, medio cubierta, se pueden reponer fuerzas gracias a los nachos y otras delicias típicas, mientras se observan los tapires y carpinchos, y pasear por la hacienda ofrece un encuentro con osos hormigueros y okapis.
La construcción de la hacienda, típicamente hispanoamericana, no era lo único que iba a crear una sensación auténtica. Los soportes de madera y marcos de las ventanas de la preexistente casa de los tapires se renovó también con nuevos colores, para coincidir con el diseño general. Lámparas antiguas y fotos, revestimientos de paredes y el ineludible sombrero de paja contribuyen a esa sensación de autenticidad.
Por último, escuchar in situ la «historia del tapir de oro» hace a niños y adultos integrarse plenamente en la vida de México.
Fotografías: Dan Pearlman