La Peña, una casa de luces y sombras abierta al mexicano Valle de Bravo, diseño de R-Zero.
La casa, de 943 metros cuadrados, está resuelta en tres niveles sobre un terreno accidentado, obligándola a un juego de volumetrías en la fachada y la integración de las terrazas.
Los muros de la fachada, hechos de piedra, dejan pasar la luz a través de aperturas verticales que provocan contrastes de luces y sombras en el interior. Estos muros permiten, además, mantener un microclima templado en el interior de la vivienda.
Las zonas de circulación son transiciones monocromáticas de cemento colado, granito y madera que también ayudan a enfatizan el paso de la luz.
El acceso a la vivienda es una de los elementos más singulares. Un largo pasillo de doble altura comunica con el piso superior sin más elementos decorativos que los altos muros y las lámparas colgantes, cuyo interior revestido de azul rompe con los tonos de grises de esta zona.
En esta parte de la casa las estancias son diáfanas y también se deja a la vista el cemento y la piedra.
Otro elemento es la cubierta de concreto. Recubierta de piedra en el exterior y forrada de madera en el interior, “se desenvuelve como una pieza de origami provocando que la casa se mimetice en la montaña”, explica el equipo.
Si los accesos son monocromáticos, las estancias son eclécticas en cuanto a colores, texturas y estilo decorativo.
Los grandes ventanales, que también funcionan como acceso a las terrazas o al exterior, permiten que la casa disfrute de una gran iluminación natural.