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Atelier’s: un granero convertido en estudio y sala de exposiciones, diseño de Coast Office Architecture.

Cuando decimos que este granero ha sido "reconvertido" no significa que han transformado por completo su interior para darle otro uso, sino que el granero aún está ahí, sólo que en lugar de paja ahora tiene cuadros. Es el taller, y no al revés, quien se ha tenido que adaptar a las formas y materiales de este cobertizo del siglo XVII situado en el centro de la localidad alemana de Weinstadt.

Los arquitectos Zlatko Antolovic y Alezander Wendlik del estudio alemán Coast Office Architecture son los autores de la rehabilitación del Atelier’s, nombre del taller y lugar donde el autor, y dueño de la vivienda, expone sus obras.

El edificio exigió una puesta a punto previa y urgente dado su deterioro: el tejado amenazaba con hundirse de un momento a otro ya que la madera de la estructura estaba podrida y la humedad se había colado entre las paredes.

Puesto que la idea era mantener el aspecto original del cobertizo, el trabajo de rehabilitación consistió simplemente en reparar las partes dañadas utilizando los mismos materiales y técnicas que se utilizaron la primera vez. Es decir, nuevas vigas de madera y muros de piedra.

De cara al diseño final, las características originales del granero obligaban a dejar a la vista la estructura y los materiales de construcción siendo la madera y la piedra las grandes protagonistas (con permiso de los cuadros del artista). Paredes de estilo normando con los típicos entramados de madera sobre una base de ladrillos, muros de piedra viva, vigas no laminadas a la intemperie…

Para los suelos se han utilizado lamas de madera envejecidas, dejando parcialmente a la vista la base de piedra, y usando vigas como elemento de decoración.

El granero tiene dos plantas. La primera es la sala de exposición. El espacio es completamente diáfano. Un pequeño muro a mitad de la sala y dos niveles diferentes en el suelo, marcan la separación de los espacios.

A la segunda planta se accede a través de dos escaleras de madera, una de ellas en forma invertida.

La segunda planta, donde está el estudio, es aún más diáfana. Aquí arriba la piedra viva y los ladrillos están menos presentes, otorgándole un aspecto menos rústico que el de la primera planta.

La intervención más destacable en el segundo piso ha sido la eliminación parcial del suelo para conectar visualmente las dos estancias. Esto permite que la luz que entra por las ventanas superiores llegue a la primera planta, aumentando la luminosidad que ya de por si recibe a través de los grandes ventanales cristal de la puerta de entrada.

El cobertizo cuenta con un pequeño adosado donde el dueño ha instalado una cocina de madera de diseño minimalista.

Estado en que se encontraba el edificio antes de su rehabilitación.

Fotografías: David Franck

 

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