Picado-de Blas transgrede los límites de la cocina en el gastrobar Tondeluna de Logroño.
El Gastrobar Tondeluna, en el corazón de Logroño, no es un bar ni un restaurante, sino un espacio de encuentro “donde se funde la acción de cocinar con la de comer”. Nosotros añadimos un elemento más: es también el lugar donde la restauración se funde con el diseño. Los fogones están a la vista de las mesas, cocinero y camarero son lo mismo, y el vapor de las ollas se dispersa en un ambiente visualmente limpio y fresco.
Francis Paniego, quinta generación de una familia de hosteleros riojanos, y su esposa, Luisa Barrachina, piensan que en la cocina nada debería ser estático, ni siquiera las recetas. De modo que el reto para el estudio de arquitectura madrileño Picado-de Blas consistía en “definir los límites con pragmatismo para que pudiera realizarse”.
Lo primero fue desechar el concepto clásico asociado a un bar o un restaurante ya que, para empezar, la cocina del Tondeluna no sigue las velocidades de los formatos anteriores. Además la pareja quería que los comensales fueran testigos del proceso culinario pues todo “forma parte de la experiencia”. De modo que Rubén Picado y María José de Blas optaron por integrar casi en su totalidad los fogones y sala.
La clave está en orientar todo el local en un plano horizontal. La cocina pegada a uno de los laterales y las mesas en el centro. En concreto seis tableros corridos de modo que uno de los laterales dé a la zona de la cocina. Además cada uno de estos laterales está complementado por una mesa auxiliar móvil donde el cocinero termina el plato antes de servirlo, creando una complicidad aún más grande con el comensal.
Esta idea además permite redistribuir los tableros según las necesidades y utilizar la sala como espacio polivalente, ya que al estar hechos con láminas de alma de haya y chopo, resultan muy ligeros y manejables.
La disposición, por cierto, también determina la comida que sirven en el Tondeluna: platos que se hacen ‘de una vez’ para luego repartirlos entre los doce comensales de cada mesa.
Pero lo más llamativo de este local es su otra pared horizontal, que simula el bosque de hayas por el que el matrimonio pasea habitualmente. Querían evocar las sensaciones de este paraje: Su silencio, sus colores… Y una vez más, Picado-de Blas puso la arquitectura al servicio de la cocina.
El efecto se ha conseguido con lamas verticales montadas de manera aleatoria. Los colores, que corresponden a los que un hayedo tiene a lo largo del año, se han conseguido a partir de pixelizar una secuencia de imágenes del hayedo en todas sus estaciones.
La madera, o mejor dicho, las lamas protagonizan todo el local. Están en el suelo, en el resto de paredes, en las sillas… creando así un espacio homogéneo y monomatérico.
Las lamas sirven además para recubrir el aislante acústico utilizado por el estudio: lana reciclada y corcho-caucho.
Y un detalle: puesto que Francis Paniego y Luisa Barrachina apuestan por la filosofía del Kilómetro cero, no sólo los productos para sus platos son de los alrededores, sino que tanto la madera, como la lana y el caucho están fabricados en Logroño y mediante procesos ecológicos.
El acabado final se consigue con la luz del parque que entra por el amplio ventanal de la fachada. Al rebotar en las lamas se consigue el efecto de reflejo que muchas veces se da en un bosque. Justo lo que los dueños querían.
Tondeluna Calle Muro de la Mata nº9 Logroño La Rioja www.tondeluna.com
Fotografías: Eugeni Pons y José Luis López
Ficha técnica
Local: TondelunaPropiedad: Francis Paniego y Luisa Barrachina Autores: María José de Blas y Ruben Picado > PICADO-DE BLAS ARQUITECTOS, Calle Muro de la Mata nº9, 26001. Logroño (La Rioja) Superficie: 200 m2 Colaboradores: María Arroyos, Lea Landry, Pedro Rica. Ingeniería FEYDO. Madera: GARNICA-PLYWOOD; Carpintería: ALBA RUBIO; Instalación eléctrica: R.FERRÚS; Aire Acondicionado: FRIO RIOJA; Acústica: ALVARO RUIZ; Cocina HOSTELERA DEL NORTE; Albañilería: JOSE MARTIN; Cristalería RUIZ. Año: 2011