Alfons Tost reforma con toques urbanos una antigua masía del siglo XIV.
En esta zona de la vivienda se ha optado por colores oscuros, como el negro del mobiliario y el suelo de microcemento e iluminación tenue en puntos muy concretos. El resultado es un ambiente escenográfico y lleno de intensidad.
El proyecto quiso mantener la estructura de masía antigua, con una gran nave central y dependencias laterales, introduciendo elementos arquitectónicos que, sin romper con el orden establecido, contribuyen a una flexibilidad organizativa y espacial. Para ello se han practicado aberturas en paredes y huecos en los forjados con el fin de introducir elementos de comunicación que relacionen los distintos volúmenes.
En la nave central se sitúa la zona de estar, la cocina, el comedor, la biblioteca y la escalera, que comunica con las plantas inferiores. La cocina, totalmente abierta al espacio central, tan solo está separada de éste por un cristal de grandes dimensiones. En el lateral de la cocina una gran puerta rompe la armonía de la pared de piedra para descubrir la zona de biblioteca integrándola así al espacio central. En el centro se ubica la sala de estar, con paredes forradas de madera que integran el acceso a la biblioteca y a las dos habitaciones.
A ambos lados de la sala se sitúan las dos habitaciones. A la principal se accede a partir de una plataforma de iro blanco. Un muro exento vertical, que sirve de cabezal, da paso a la zona de cama y el vestidor y a la vez sirve de elemento distribuidor del espacio. Tras el muro, se sitúa la zona de lavabo que combina elementos de Corian con metacrilato fluorescente, resultando un contraste muy atractivo.
Los materiales utilizados en el proyecto reflejan el equilibrio estético de la vivienda así como un estilo urbano. De este modo, la base cromática que sirve de modelo es el techo, en el que se han conservado las vigas originales, de madera clara combinada con blanco. Para la decoración de la segunda planta se han utilizado este material y colores en el mobiliario. Tonos neutros, que, combinados con la madera clara aportan calidez a la vivienda. Se han añadido también algunos toques metálicos como lámparas o la encimera de la cocina para dar un toque más urbano a esta vivienda del siglo XIV, e integrarla en el entorno de la ciudad.