Renace la montaña sagrada de Chillida.
Tras 18 años de polémicas, una reunión entre la familia y el Gobierno canario reflota el proyecto de Tindaya. Tindaya fue un sueño visionario de Eduardo Chillida que acabó por convertirse en pesadilla. Según él mismo reconocía, le provocaba insomnio y una «extraña úlcera». El sueño -que nació en 1985 de un verso («lo profundo es el aire») de Cántico, de Jorge Guillén, y de una visión nocturna (una montaña despojada de su interior para que el espacio entrara en ella, un homenaje a la pequeñez que nos une a todos los hombres)- encontró su montaña sagrada en 1994 en la isla de Fuerteventura. Chillida descartó parajes de Sicilia, Finlandia y Suiza al enamorarse de una tierra de basalto que a la larga le provocaría más de un disgusto. El artista entró en una eterna polémica que paralizó de manera sincopada su idea más ambiciosa y que hasta ayer mismo parecía nuevamente enterrada. Pero 16 años después de que empezara todo -y 20 días después de que cerrara el museo Chillida-Leku- la montaña mágica de Chillida revive.
Visto en El País