Una capilla junto al lago, de los arquitectos chinos Neri and Hu.
El nuevo establecimiento – que cuenta con un hotel con spa, 87 apartamentos, 109 villas, una clínica, espacio para conferencias y área comercial – corresponde a un innovador concepto que busca la creación de “una comunidad de aprendizaje y relajación a orillas del Lago Yangcheng«.
La capilla ocupa una ubicación privilegiada sobre el paseo marítimo y es visible desde la carretera principal. Su lenguaje arquitectónico hace referencia a otros elementos del proyecto del complejo, como los ondulantes muros de ladrillo y el volumen blanco flotante, aunque se les ha dado una lectura diferente.
Los muros de ladrillo de color gris oscuro que rodean la capilla son de alturas variables y se entrecruzan para crear una ruta no lineal que conduce a través del paisaje al interior del edificio.
Los ladrillos recuperados se disponen formando diversos aparejos que crean relieves y texturas que aportan variedad a la sucesión de superficies monolíticas.
Sobre estos muros se levanta el volumen blanco de la sala principal, que cuenta con un cerramiento compuesto de dos pieles. El núcleo está formado por una sencilla caja de yeso perforada en todas sus caras por huecos diseminados, rodeado por una envolvente de metal plegada y perforada, un ‘velo’ que alternativamente se esconde y revela.
Durante el día, la caja blanca emerge brillando suavemente a la luz del sol, exponiendo sutilmente su contenido.
Por la noche, el cubo se convierte en un faro, cuyas ventanas emiten un resplandor suave en todas las direcciones.
Dentro del edificio, los visitantes continúan su viaje, atravesando primero una antesala que desemboca en la capilla principal, un espacio de 12 metros de altura, inundado de luz, en el que se produce una integración perfecta con la naturaleza circundante, a través de las ventanas que enmarcan varios paisajes artificiales y naturales.
Para dar cabida a visitantes adicionales, se ha creado un nivel intermedio que incluye una pasarela que rodea el espacio, permitiendo un ángulo de visión de 360 grados.
Esta mezzanine se integra en una celosía realizada con listones de madera que recubre toda la parte superior del espacio formando un techo abovedado. Un conjunto de brillantes luminarias con delicados detalles en bronce, dispuestas en cuadrícula, aportan un toque de opulencia a este ambiente en el que impera el silencio monástico.
El mobiliario y demás elementos realizados a medida en madera, aportan calidez y complementan la sencilla paleta de materiales de ladrillo gris, terrazo y hormigón.
Adicionalmente, una escalera independiente del espacio principal da acceso a una azotea que ofrece unas extraordinarias vistas del lago.
A medida que asciende, la escalera cambia de dirección varias veces, mientras que varias aberturas a lo largo de este recorrido ofrecen inesperadas vistas del interior y del exterior.
Fotografías: © Pedro Pegenaute