El ‘milagroso’ suelo de Maruhiro, hecho de frágiles vajillas de cerámica.
Pero antes de contar más sobre cómo se ha hecho y por qué, expliquemos un poco qué es Maruhiro y donde podemos visitar este espacio. Nos queda un poco lejos, la verdad, porque está Hasami, una ciudad de Japón, en la prefectura de Nagasaki.
La ciudad lleva el mismo nombre de una región famosa por sus porcelanas y cerámicas desde el siglo XVII. Pero de todos los productores, uno se lleva la palma: Maruhiro.
El líder del mercado local ha renovado su tienda principal pero ahora con el objetivo de ofrecer algo nuevo e impactante. Y vaya si lo ha conseguido…
Su aliado ha sido Yusuke Seki, experto en crear espacios espectaculares de cara a resaltar las tradiciones artesanales del país nipón. Desde una tienda de kimonos hasta tejidos hecho con cáñamo.
La fórmula de Seki pasa por mezclar su visión contemporánea de la arquitectura y el diseño con el saber hacer artesanal de la región. El resultado, más que una tienda, es una experiencia.
Una experiencia en la que si bien el objetivo final es exponer las piezas de Maruhiro, se ha querido honrar a toda una región. Luego explicaremos cómo.
Lo mejor es que para llevar a cabo su visión no ha hecho falta alterar demasiado el espacio pre-existente. Es más, daba juego para poder crear el flujo interno que buscaban.
Su gran trabajo ha sido dejar el local desnudo y crear una gran plataforma central, a la cual se accede por dos escalones y alberga los mostradores de madera con las vajillas de Maruhiro. Pero la gracia está en la composición de esta plataforma.
Como decíamos, está formada por miles de platos, cuencos, vasos y tazones perfectamente apilados y encajados entre sí, unidos con cemento.
Y con una apreciación: las piezas no son de la propia firma sino procedentes de numerosas fábricas del entorno. Por ello decíamos antes que era una manera de honrar a todos los productores de la zona.
Y no, no hay competencia porque son las piezas que las demás factorías han desechado por tener alguna tara tras el primer proceso de horneado, de ahí que todas sean blancas.
Seki, sin embargo, les ha dado una segunda oportunidad convirtiéndolas en este caso en un nuevo material de construcción. Al mismo tiempo ha recreado un Monohara, la palabra japonesa que designa el pozo donde acaban las piezas descartadas.
De modo que estaríamos ante algo así como una especie de museo arqueológico de la historia industrial de la región.
Fotografías: Takumi Ota
Tienda Maruhiro