La reinterpretación de la lógica tradicional en Ca’rabasseta
El proyecto residencial del Estudio Dobleese proyecta, entre los naranjos valencianos y el sabor a mar, una vivienda que mezcla diferentes técnicas constructivas tras la reinterpretación de los materiales cotidianos.
Un espacio diáfano
A escasos kilómetros de la ciudad de Valencia, el Estudio Dobleese proyecta su nueva propuesta residencial. Arquitectura, interiorismo y paisajismo conjugan en un espacio que pone el acento en el poder evocador de los materiales empleados para provocar efectos visuales que trascienden la mera estética del conjunto.
En concreto, se trata de una vivienda de 300 metros cuadrados organizada en dos alturas de planta rectangular, en las que “la exención de pilares centrales ha permitido una total libertad en la zonificación de los espacios”. Esta emancipación de la que goza el espacio se materializa en una estructura diáfana que potencia las zonas comunes desde la amplia comunicación visual que propone su organización.
En la planta baja, tras la bienvenida de un muro dispuesto en el mismo vestíbulo, se encuentran la cocina, abierta al salón, un espacio dedicado a los juegos y unos aseos. La limpieza de obstáculos arquitectónicos permite mezclar la sobriedad del espacio con la austeridad de los materiales nobles empleados para su construcción. Además, gracias a los grandes ventanales dispuestos en las paredes de las salas, la luz que entra permite enlazar el interior con la verde tonalidad del jardín exterior.
El juego de materiales
En cuanto al tratamiento de los materiales, la elección del mortero rasgado para revestir la fachada y la parte interior del hogar ya anuncia las intenciones del estudio, una decisión que a través de la delicadeza y la defensa del trabajo hecho a mano “produce una llana dentada y esencialmente artesana que da como resultado el revestimiento ranurado vertical” irrebatible a primera vista.
El material es, precisamente, el protagonista de este proyecto. El juego de texturas que despierta en la fachada, así como en el muro perimetral de la parcela, conforma una serie de efectos que se divierten con la espontaneidad de su construcción. Por ejemplo, el estudio declara que las líneas de la fachada, al proyectarse sobre el agua de la piscina con la caída del sol, provocan que “las luminarias decorativas de pared multipliquen el impacto visual del mortero vertical”.
Volviendo al interior de las salas, con un efecto texturizado el microcemento luce en el salón, con un acabado inexacto que sigue jugando con la divertida ingenuidad de la propuesta. Por su parte, la cocina combina materiales en efecto cobre y madera de color negro, con una altura que permite incluir una gran campana decorativa que ilumina la superficie de la barra y deshaga la zona de trabajo.
La planta superior está compuesta por dos habitaciones, el lavadero, un baño completo y la habitación en suite. Todas las estancias cuentan con puertas de suelo-techo y grandes vanos que permiten que la luz natural inunde cada uno de los espacios, que a su vez ensalza tanto el mobiliario como los materiales existentes.