La tradición se reinterpreta en esta vivienda unifamiliar en Asturias.
Muy cerca de Avilés, dos estudios de arquitectura unen fuerzas para proyectar esta vivienda unifamiliar que reinterpreta la tradición del entorno rural asturiano. De planta cuadrada y sobre un basamento de piedra, un volumen limpio de materialidad sencilla parece levitar sobre el terreno.
Reinterpretar la tradición
A escasos metros de la Gruta de Arbedales, frente a la Iglesia de San Ciprian de Piarnu, una parcela de forma irregular y con una acusada pendiente acoge esta vivienda unifamiliar. Para obtener una posición dominante sobre el entorno y potenciar las vistas la construcción se sitúa en la parte superior. Así, consigue también protegerse del viento y la intemperie de manera natural.
Un zócalo de piedra que sirve de basamento y acomodo a la topografía hace la función de los pegollos que sustentan los hórreos o paneras asturianas. Sobre la base, se apoya la vivienda, de planta cuadrada y cubierta a dos aguas. Una tradición reinterpretada que trata de integrarse en el paisaje suburbano del barrio de Piarnu, de apenas 800 habitantes.
Un volumen limpio y puro
Un volumen de líneas puras y sencillas hospeda el programa de vivienda distribuido en una única planta. Sus fachadas, blancas y continuas, se rompen con dos incisiones forradas en madera de alerce en las fachadas noreste y suroeste. La incisión más pequeña y de proporción vertical alberga el zaguán de acceso, mientras que la de mayor tamaño es utilizada como porche.
Como si de un cuadro se tratase, la Iglesia parece meterse en la vivienda gracias al gran ventanal abierto en la fachada suroeste. Además, este hueco no sólo permite disfrutar de las vistas, sino que capta la luz exterior y calienta por completo la zona de día. Se refuerza así la idea de convivencia con el entorno y la tradición, algo que los estudios de arquitectura RBA y RUE querían dejar latente.
Una distribución clara
La planta cuadrada se divide en dos partes simétricas que generan una distribución muy clara. Una de ellas alberga la zona de día con estancias abiertas y conectadas entre sí. La cocina, el comedor, el salón y el porche se convierten en el punto neurálgico y con más vida de la vivienda.
La otra parte, mucho más tranquila y reservada, alberga la zona de noche. Aquí podemos encontrar la suite principal, un dormitorio juvenil, un baño completo y un estudio con salida al porche. Este último espacio, que bien podría formar parte de la zona de día, se plantea como una sala multiusos que cambia en función de las necesidades.
Fotografía: Raúl Montero y R. Borja Álvarez