El apartamento con sabor a chicle, de Adam Nathaniel Furman.
El diseñador y artista londinense Adam Nathaniel Furman proyecta una vivienda en Nagatacho (Tokio) que alude a la hiper-estética sensorial. Amarillo limón, verde lima, mango, lavanda, azul bebé y rosa pastel impregnan hasta el último rincón de la casa.
Un templo al post-modernismo
Parece el decorado de una película de animación, o incluso podrían ser unos renders, pero no, es real. Este apartamento experimental se encuentra en Tokio, concretamente en el distrito de Nagatacho. Fue un encargo de una pareja de ex-patriados jubilados, propietarios del piso desde finales de los ochenta. Era una casa grande, de 160m2, pero oscura. Sus habitaciones eran pequeñas y estaba marcada por un pasillo excesivamente largo.
Los propietarios querían transformarlo en un hogar diferente, atrevido, donde recibir a sus frecuentes invitados. Y dieron en el clavo. Nadie mejor que el británico Adam Nathaniel Furman para convertirlo en un templo al post-modernismo.
El estilo Furman
Ajeno a las modas y siempre fiel a su instinto, Furman transmite en todos sus diseños una particular relación con el color. Él mismo denomina su insignia personal como «una celebración hiperestética de los sentidos«. Y es precisamente en el proyecto Nagatacho (que los propietarios denominaron primero «el apartamento chicle» y más tarde «el piso sandía») donde el diseñador ha tenido barra libre para expresarse con el color, las texturas, los estampados, materiales y todo tipo de acabados brillantes, mate y translúcidos. Toque ello vibrante, todo equilibrado.
Más amplitud y altura
El artista británico, de padre argentino y madre japonesa-israelí, ha rehecho completamente el plano de la casa. Ha tirado techos, creado un nuevo vestíbulo de entrada, acortado el pasillo y ensanchado las habitaciones. El salón se ha abierto completamente, como continuidad de la cocina en forma de isla y el comedor.
El dormitorio principal y su correspondiente baño quedan aislados, lo que permite a los propietarios alquilar esa parte de la casa.
Combinación de materiales
En cuánto a los materiales, el espacio combina la afición del diseñador por materiales artificiales como el vinilo y el mármol artificial semi-translúcido en la cocina o la melamina para las puertas, con las preferencias del cliente por elementos más naturales como la madera. La cerámica también cobra protagonismo a través de los mosaicos Nagoya de la cocina.
Adam Nathaniel Furman tuvo que convencer a los propietarios para que se atrevieran con el color amarillo en los baños. Lo logró mostrándoles los grifos que en 1968 Arne Jacobsen diseñó para Vola. Y la apuesta funcionó. Su color amarillo chillón, junto con el de los toalleros térmicos, se complementa perfectamente con las tonalidades pastel del resto de la casa.
Abogado por un enfoque más alegre y sensual de la arquitectura, el «apartamento chicle» o «piso sandía» es la celebración del particular estilo de Adam Nathaniel Furman y una suerte de propuesta diferente en el mundo del diseño de interiores.
Fotografías Jan Vranovsky