Bastiaan Jongerius diseña un condominio para seis familias en el centro de Amsterdam.
Se interesaron por una parcela entre las calles Elandsstraat y Lijnbaansstraat, y el Ayuntamiento, – con el fin de evitar la licitación pública -, les vendió la parcela completa incluyendo los edificios existentes que todavía no se habían demolido. Había espacio para seis viviendas, lo que permitió a tres familias más a unirse al proyecto, formando los seis hogares una «entidad privada colectiva».
En el proyecto, – cuyo proceso de diseño estuvo repleto de debates interminables -, los bordes de la parcela se construyen, dando lugar a un patio privado central. Dos de los edificios situados en el norte de la fachada, en la calle Elandsstraat, se han mantenido y renovado cuidadosamente.
La vivienda ubicada en el número 133 de dicha calle se caracteriza por el uso de vidrio y madera, mientras que el edificio anexo, que alberga dos viviendas, cuenta con una fachada revestida de piedra azul.
Detrás de la puerta, encima de la cual de leen los nombres de todos los niños que viven en el complejo, se encuentra un callejón que conduce al patio común.
A él dan otras tres viviendas a las que se accede a través de unas escaleras exteriores de madera.
Los interiores se caracterizan por los techos de hormigón visto, así como por los muros y escaleras de madera pintados de blanco.
Fotografías: Milad Pallesh