Premio para el Centro Cultural de Ibiza, de Pesquera Ulargui Arquitectos.
Inspirado en la arquitectura de las iglesias y de los patios de las casas ibicencas, este singular edificio constituye una evocación de la cultura, diversidad, tolerancia y libertad del pueblo pitiuso. El edificio cuenta con un centro cultural que refleja la esencia natural de la isla. Se plasma en un amplio espacio iluminado por la luz natural que captan varios lucernarios estratégicamente colocados: dos hacia la sala de exposiciones, uno en el salón de actos y otro sobre el patio, desde donde se divisa una panorámica del bosque de pinos mediterráneos que envuelve el edificio.
El resultado formal del proyecto mantiene una estrecha relación su entorno. El Palacio de Exposiciones, finalizado ya en la primera fase, forma un recinto propio, abarcable desde la primera mirada, del que se desprenderá el Centro Cultural que, a su vez, se divide en múltiples volúmenes, cada uno para una actividad.
Esta volumetría fragmentada se abre al bosque manifestando sus diferentes usos; se disuelve entre la sombra de los árboles y se inserta sutilmente en el terreno, entre muros de contención y la gruesa capa vegetal que lo cubre. Tres elementos emergen de su cubierta y expresan los espacios de ensayo y escena. Un gran volumen de planta cuadrada, en torno a un patio, alberga el resto del programa: las aulas, los espacios para seminarios y la futura cafetería-restaurante.
Todo el conjunto pretende recobrar el carácter simbólico de la genuina arquitectura popular ibicenca, capaz de construir con “retales” transformados. Así, la sala de exposiciones ideada por los arquitectos evidencia un interior que es exterior; la luz natural está presente en todo el edificio, incluso como fondo escenográfico en algunos casos; y se ha creado una topografía artificial que transforma el territorio e introduce un recorrido en el edificio, con una nueva línea de horizonte hacia el bosque y, aunque invisible, hacia el mar.
Precisamente la ubicación del edificio, al final de la bahía y abierta a un bosque autóctono de pinos, responde en su parte rectangular al futuro auditorio, donde se mantiene una continuidad con el trazado urbano pese a reivindicar un jardín propio. La parte ahora construida se introduce en el bosque de pinos, prolongando hacia el exterior las actividades de los congresos.
Con la concesión de este premio, dotado económicamente con 9.000 euros, se pretende reconocer el trabajo de profesionales contemporáneos que han hecho uso de las piedras naturales españolas en construcciones de todos los géneros, en las que la singularidad, la innovación, las técnicas de aplicación o la estética así lo acrediten. El jurado ha estado presidido por Antonio Lamela (Estudio Lamela) y compuesto por Sergio de Miguel (arquitecto), Rafael de la Hoz (arquitecto), Paloma Gómez Marín (Gerente OCAM – COAM), Antonio Jiménez Torrecillas (Estudio de Arquitectura), Sol Madridejos (Sancho Madridejos), Gerardo Muñoz (Secretario General de la FDP), Íñigo Ortiz (Ortíz-León Arquitectos), Manuel Sánchez (Presidente de la FDP) y Monserrat Barbera (FDP).