Madrid inaugura el renovado Palacio de Cibeles y lo abre a los ciudadanos.
El imponente edificio original, diseñado en 1904 por los arquitectos Antonio Palacios y Joaquín Otamendi, fue inaugurado en marzo de 1919 y se convirtió entonces en un símbolo de la modernización en un Madrid en pleno progreso.
Su apertura al público ha puesto punto final al proyecto de rehabilitación, llevada a cabo por el equipo de arquitectos Arquimática. El proyecto ha supuesto afrontar el reto de la integración de un ejemplo de la arquitectura paradigmática de principios del siglo XX en la arquitectura propia del siglo XXI y sus valores actuales de seguridad, sostenibilidad, bajo coste, optimización de materiales, aprovechamiento energético, etc. Como ha sintetizado Carlos Baztán, Coordinador General del Área de las Artes del Ayuntamiento de Madrid: “Jane Jacobs decía que había que habitar los viejos edificios con nuevas ideas. Eso es lo que hemos hecho.”
Los arquitectos han trabajado durante cinco años con exquisita precisión, combinando el respeto a los valores originales de la obra con la adecuación a los nuevos usos y necesidades del edificio. El nuevo CentroCentro consta de 44.613m2 de intervención, de los que aproximadamente 30.000m2 corresponden a rehabilitación y el resto son de nueva construcción bajo rasante.
En el proyecto no sólo se ha querido conservar la forma, materiales y espacios originales, sino también el carácter y la atmósfera de lo que en su día era considerada “la Catedral de las Telecomunicaciones”. Con un cuidado casi artesanal y desarrollando una gran labor de documentación, las lámparas, accesorios, pupitres, mostradores, pasamanos, barandillas, rejas, mobiliario, escayolas, azulejos, mármoles… todos los detalles originales se han recuperado para devolver al edificio su esencia.
Se han reparado todos los daños generados por el paso del tiempo y las sucesivas intervenciones. Se ha recuperado la iluminación original, la distribución en alturas inicialmente concebida, y se han descubierto espacios y estructuras que estaban ocultas, eliminando al mismo tiempo elementos añadidos. Al mismo tiempo, los nuevos usos se han integrado en el espacio original de acuerdo a las normativas de seguridad vigentes y a las necesidades de circulación del público.
El Patio de Operaciones sigue siendo el alma representativa y funcional del Palacio. Entre las muchas intervenciones realizadas en él, se han reabierto los grandes ventanales que daban a la plaza, se han restaurado los acristalamientos superiores, se ha liberado la linterna principal, se ha realizado una nueva cubierta acristalada para la girola, se ha recuperado el suelo de pavés original que dejaba pasar la luz a la planta inferior y se han recreado las baldosas transaparentes talladas en cristal de las pasarelas superiores.
En los extremos del Patio de Operaciones se han creado dos Áreas Sociales, dedicadas a la información del ciudadano. Pedro Feduchi, arquitecto y diseñador, ha sido el responsable de su interiorismo: este proyecto ha supuesto un reto al tener que combinar innovación con utilidad y comodidad. La gama cromática elegida ha sido seleccionada para trasmitir la idea de cercanía al visitante, en contraste con la imagen más fría y burocrática que ofrecía el edificio en su época de Correos.
Ocho agrupaciones de mobiliario colorista configuran las dos áreas, incluyendo mesas, sofás y mostradores para periódicos, que se complementan con piezas más pequeñas como mesas auxiliares, sillas y veladores. Todos los muebles han sido diseñados para la ocasión. Los espacios, de doble altura, cuentan con unas lámparas reproducciones de las lámparas originales de Antonio Palacios. También incorporan piezas textiles como los pufs diseñados específicamente para el proyecto.
La Galería de Cristal, con casi 3.000 m2 de superficie, es uno de las intervenciones de nueva arquitectura. La bóveda acristalada, que cubre lo que era un patio trasero de entrada de correspondencia, se ha situado a la altura de la cornisa original en el proyecto de Palacios, al margen de añadidos o ampliaciones posteriores. De forma orgánica, eleva su peso de 500 toneladas a 30 metros del suelo. Está construida con casi 2.000 cristales triangulares, todos diferentes entre sí, formados por 2.966 barras y 1.034 nudos unidos uno a uno.
La llamada Sala de Batalla, lo que fue el área funcional de Correos, se ha convertido en el Salón de Plenos, con una gran potencia institucional. Limpio de elementos añadidos, ha recuperado su altura monumental, su carácter deambulatorio en los diferentes niveles de arquerías, la galería superior y el techo transparente. Sustituyendo a los antiguos mostradores de trabajo, los arquitectos han creado un hemiciclo oval, de madera, que, con un tono natural, no recarga la representatividad de la sala, sino que la complementa.
La Torre, de 70 m. de altura, diseñada para acoger las antenas y demás instrumentos de comunicación, se ha hecho ahora accesible al público. Los arquitectos han dejado vista su espectacular estructura metálica, limpia de elementos añadidos. En la planta sexta cuenta con el espacio para el restaurante y en la octava planta se encuentra el mirador que la rodea y desde el que se puede disfrutar de las vistas de toda la ciudad.
En el Auditorio, la prioridad absoluta ha sido la acústica. Recrea una caja de música, construida en madera con forma poliédrica, con toda su superficie descompuesta a base de triángulos. Pensado especialmente para la música de cámara, cuenta con un aforo de 296 espectadores.
Sobre Arquimática
Más información en la web del Ayuntamiento de Madrid.