Recuperar elementos clásicos y originales son por lo general el principal objetivo de las reformas de viviendas. Y encontrarse con molduras le aportan a interioristas una capacidad de jugar con formalidad y elegancia.
En esta casa unifamiliar de carácter histórico, construida a principios del s. XX en el centro de Donosti se ha conseguido resaltar la decoración y convertirla en el elemento principal de la vivienda. Piezas de diseño, mucho color y obras de arte ya son el sello distintivo del interiorista Íñigo Iriarte.
Una antigua casa de invitados en un caserío vasco ha recuperado algo más que la habitabilidad. Gracias a la magia del interiorista Iñigo Iriarte, que ha redistribuido el espacio y lo ha vestido con texturas y materiales lujosos, esta pequeña casa de sólo 50 metros luce ahora como un verdadero mini palacio en medio de […]